Guasave, Sin.- Este domingo arribaron los restos de Maira y Gissell a su pueblo, no como sus allegados hubieran querido, los habitantes de la sindicatura de Adolfo Ruiz Cortines, están en duelo por el luto que dejan dos de las vícitimas del camionazo en Elota, ocurrido el pasado 30 de enero.
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Una carpa a las afueras de un domicilio y una más por el bulevar principal a las afueras de una casa funeraria, son testigo del dolor que están viviendo familiares y amigos de las dos mujeres que abordaron en Guadalajara, el autobús 502 de la línea GTB Norte de Sinaloa, con toda la ilusión de volver a casa.
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- Foto: Jonathan Espinoza
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- Foto: Jonathan Espinoza
Maira Inés, quien era dirigente del Comité de Participación Ciudadana de la sindicatura y quería regresar a más tardar el 31 de enero para estar en la tradicional feria de Cortines, hoy regresó a una cuadra de donde están instalados los puestos de esta festividad, pero esta vez dentro de un ataúd sellado, ya no pudo darse cuenta de cómo transcurrió todo.
La fiesta ya no fue la misma, ya no tuvo la misma alegría que años anteriores, por el dolor que dejó la partida de quien en vida siempre estuvo involucrada en la organización, buscando siempre en bien de su Cortines querido.
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Por otro lado, el patio trasero del que fuera el hogar de Gissell es donde sus allegados están acompañando los restos de la joven de 30 años, que también perdió la vida en el fatal accidente por la Culiacán-Mazatlán.
Un pasillo que parece interminable para quienes los recorren para poder acceder a darle el pésame a sus familiares, que con el dolor a flor de piel reciben abrazos de consuelo por parte de quienes en vida la apreciaron.
Las calles de Ruiz Cortines, no son las mismas este fin de semana, con contrastes evidentes, pues por un lado los puestos de la feria aún están instalados, los vestigios de la fiesta están aún sobre el pavimento, mientras dos familias viven el enorme dolor de perder a un ser querido.
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