Culiacán, Sin.- Los trasplantes de órganos son un gran éxito y le cambian la vida a quienes son sometidos a estas cirugías, porque se trata de pacientes que su única esperanza para seguir viviendo es un órgano donado, y un claro ejemplo de ello es la experiencia del médico familiar Jesús Alonso Rocha Cervantes, quien hace 33 años recibió un trasplante de riñón.
En entrevista en la primera emisión del noticiero Línea Directa, originario de Mocorito y residente de Culiacán, compartió que a los 17 años inició con sintomatología, edema generalizado, anemia, cansancio, mareos, a los 19 años le detectan la patología, que es amigdalitis crónica, la cual le generó muchos problemas, entre ellos daños renales, que en poco tiempo necesitó un trasplante de riñón, el cual no se pudo realizar de inmediato porque no contaban con recursos, a pesar de que tenía hermanos compatibles y dispuestos a donarle un órgano.
“Era un caminar difícil, yo estaba en la escuela, pidiendo ayuda, pidiendo cooperaciones por las calles, fue un largo caminar, muy difícil, muy difícil, los pacientes empezamos con edemas, es uno de los primeros síntomas, yo me hinchaba, me hinchaba y pues no, al otro día amanecía deshinchado y así me la pasé, hasta que me vine a Culiacán, caí en insuficiencia renal crónica estando en primero en la Facultad de Medicina”.
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¿Interrumpió sus estudios?
“No, yo seguí estudiando, yo llevaba mi diálisis, con mi diálisis me iba a la escuela, salía de la escuela y pedía cooperación, me iba a recorrer calles”, dijo.
Indicó que hasta que juntaron recursos suficientes, se trasladaron a la Ciudad de México, donde su hermano menor le donó un riñón y así es como pudo continuar su vida y platicar su experiencia.
El médico familiar resaltó la importancia de que se tenga una cultura de la donación de órganos, ya que, actualmente son muchas las personas que están a la espera de un órgano para poder salvar sus vidas y en la población todavía no se tiene esa cultura.
Rocha Cervantes comentó que también es de suma importancia cuidar la salud, lo que se consume, prevenir de alguna manera ciertas enfermedades crónicas, a través de una buena alimentación.
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Resaltó que uno de los órganos que más se dañan con lo que se consume es el riñón porque es el filtro de todo lo que se come.
“Si se come una naranja, se va al riñón, si se toma una coca, se va al riñón, y así empezamos, el alcohol le hace mucho daño, el consumo en exceso, las grasas, las bebidas edulcorantes, jugos, refrescos, llega un momento en que el riñón no aguanta”.