Culiacán, Sinaloa. Fue en el año 2010 cuando Claudia Zazueta Armenta decidió declararse lesbiana, sin darse cuenta por todo lo que pasaría, pues en ese tiempo causaba horror hablar del lesbianismo.
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Ella prefería decir que era “tortillera” a decir que era lesbiana, pues argumentó que era satánico para las personas decirlo, hasta que un día intentó quitarse la vida porque tenía miedo de decirle a su familia que ella se quería divorciar por ser lesbiana.
Expuso que orgullosamente es lesbiana y lo seguirá siendo hasta que ninguna niña sienta como ella a sus 30 años quererse suicidar por haber descubierto que amaba a otra mujer.
Lo anterior lo compartió durante el primer conversatorio de: Visibilidad lésbica en la sociedad sinaloense que organizó la Comisión de Igualdad, Género, Diversidad Sexual e Inclusión, del Congreso del Estado de Sinaloa, y que tuvo lugar la mañana de este viernes en el salón Constituyentes de 1917, y se realizó en el marco del Día de la Visibilidad Lésbica.
“Ahorita me puede dar risa, pero sigue doliendo y sigue dando nervios, y por eso aquí tiemblo cuando lo cuento porque pocas personas sabían que yo, que me siento la más chingona de todas las chingonas, o sea hablando de diversidad sexual, intenté suicidarme porque tenía miedo de decirle a mi familia, a la sociedad culichi, que yo me quería divorciar por ser lesbiana”, dijo.
Dana Echavarría Robledo, activista por los derechos de la comunidad LGBT+, quien se autodefinió como mujer trans lesbiana, coincidió en que la palabra lesbiana sigue siendo fuerte, sobre todo en el nivel de educación básica.
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En su caso, confesó que hay mucha gente que no la reconoce como mujer, y mucho menos como trans. Sobre todo cuando no conoce más lesbianas transexuales.
“Me ha costado mucho reclamar la etiqueta lesbiana porque al ser trans eso pone una traba ahí, porque hay mucha gente que en primer momento no me reconoce como mujer, ahora que me reconozcan como lesbiana”, dijo.
Las activistas coincidieron en que la palabra lesbiana no debe horrorizar, no tiene nada de malo, y quienes sean lesbianas deben reconocerse como tal, aun y cuando todavía hay quienes discriminan y hasta les ven como “costales de boxeo”.
La presidenta de la comisión organizadora de este evento, Silvia Ortiz Castro, reconoció que hacer visible la comunidad lésbica es una lucha de muchos años, por lo que el Congreso del Estado busca con este evento apoyar esta lucha.
Ana Isabel Sánchez Osuna, especialista en diversidad sexual y quien también participó como ponente, observó que en el caso de Sinaloa persiste una cultura en la que las mujeres deben pintarse y vestirse de manera tal que se vean muy femeninas.
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Coincidió en que años atrás eran más marcados los reclamos a las lesbianas, sobre todo en su etapa infantil por sus lenguajes, sus expresiones corporales y hasta por las cosas con que jugaban.
Mariel Vega Yee, jefa del departamento de Diversidad Sexual y Grupos Vulnerables de Semujeres, también ponente, consideró que hay una deuda histórica gigante con las mujeres y los cuerpos feminizados, sobre todo con las mujeres que desafían el mandato sexual y se declaran como lesbianas.
Expuso que para quienes son lesbianas les resulta muy difícil declararse públicamente como tales por temor a golpes, amenazas y hasta la expulsión del seno familiar.
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Sin embargo, aseguró que en la realidad las mujeres lesbianas existen y por tanto se les debe reconocer como parte de la sociedad.