Guamúchil, Sinaloa. En cada bocado de las cenas navideñas que hoy disfrutan miles de familias vulnerables de Salvador Alvarado, hay un toque especial: el esfuerzo y la visión de un hombre que hace más de 46 años soñó con que nadie se quedara sin compartir la magia de una Navidad digna. Ese hombre es José Luis Giusti Lugo, pionero del programa de cenas navideñas del DIF municipal, un proyecto que inició en 1978 y que desde entonces ha transformado incontables vidas.
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El nacimiento de una gran idea
Todo comenzó con una reflexión. “Me nació la inquietud al razonar sobre lo bien que se cena en esas fechas de convivencia familiar”, recordó Giusti Lugo. También pensó en quienes no tienen esas mismas posibilidades, y con esa premisa sencilla, pero poderosa, decidió iniciar un programa que garantizara una cena digna el 24 de diciembre para las familias más vulnerables.
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De 35 despensas, a un impacto monumental
La primera edición del programa fue modesta, pero significativa. En aquel diciembre de 1978, Giusti y su equipo lograron reunir y entregar entre 35 y 50 despensas, sin embargo, su iniciativa prendió una chispa en la comunidad, que no ha dejado de crecer.
“Fue creciendo hasta llegar al primer año de la administración de Armando Camacho, cuando se entregaron mil 500 despensas”, relató con orgullo.
Este año el programa alcanzó un nuevo hito: el apoyo llegó a 3 mil familias, un logro que habla del compromiso colectivo y del legado que Giusti dejó sembrado.
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El método del éxito
Desde octubre cada año arrancaba la dinámica. Con una carta firmada por la presidenta en turno del DIF, Giusti visitaba empresarios, comercios y sindicatos y pedía apoyo. Lo que inició como una tarea titánica de tres meses, se perfeccionó tanto con los años que se convirtió en un proceso casi automático.
Una estrategia clave fue la transparencia. “Publicábamos la lista de quienes habían aportado y el monto entregado”, explicó.
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Este gesto generó confianza y sumó más donantes al programa, convirtiéndolo en un ejemplo de solidaridad.
Un legado que sigue vivo
Giusti Lugo no esconde su satisfacción al ver cómo su idea inicial ha prosperado.
“Es una satisfacción porque me permite agradecer a Dios que se pudo apoyar a tantas familias vulnerables a lo largo de estos años y que hasta ahora se sigue llevando a cabo”, comentó emocionado.
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Su labor no pasó desapercibida. En 1992 recibió la medalla al Mérito Social, un reconocimiento más que merecido por su compromiso con las causas sociales.
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Hoy, José Luis Giusti Lugo no solo es reconocido como el iniciador de un programa que ilumina la Navidad de miles, sino como un hombre cuyo espíritu solidario dejó una huella imborrable en Salvador Alvarado.
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