Guasave, Sinaloa. Un preocupante patrón de casos de rabdomiólisis en adolescentes ha generado alarma en Guasave luego de que tres menores sufrieron lesiones graves tras asistir a clases de prueba en un gimnasio local. La falta de supervisión, el entrenamiento sin medidas preventivas y la intensidad del ejercicio han puesto en evidencia la necesidad de regulación en centros deportivos.
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El caso más reciente ocurrió el pasado viernes, cuando una niña de 14 años sufrió un cuadro severo de rabdomiólisis tras participar en una sesión de spinning. Según el testimonio de su madre, la joven experimentó fuertes dolores musculares y días después presentó orina oscura, un síntoma característico de la afección. La menor fue hospitalizada y tratada oportunamente, evitando un desenlace más grave.
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Este no es un hecho aislado. Meses antes, María del Sol, otra menor de la misma edad y compañera de gimnasio, fue ingresada de emergencia por un cuadro similar. Su caso fue crítico, pues la rabdomiólisis avanzó hasta provocar inflamación severa y riesgo de daño renal, dejándola varios días en terapia intensiva en la ciudad de Culiacán. Otra menor del mismo colegio también sufrió lesiones musculares tras asistir a una clase de prueba, aunque no requirió hospitalización.
Madres de familia han denunciado que en dicho gimnasio las sesiones de spinning se realizan en un ambiente oscuro, con música a alto volumen y sin advertencias sobre la intensidad del ejercicio. Además, aseguran que las instructoras, en su mayoría adolescentes de entre 15 y 17 años, no evalúan la condición física de las alumnas ni les explican las medidas de seguridad.
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“Las niñas entran a la clase y arrancan a pedalear con toda la energía, sin que nadie les advierta sobre los riesgos de la resistencia en las bicicletas. Muchas se esfuerzan más de lo debido por la adrenalina del ambiente y no sienten el daño hasta que es demasiado tarde”, señaló la madre de una de las afectadas.
El caso ha despertado indignación entre los padres de familia, quienes exigen mayor supervisión en los gimnasios y regulaciones que impidan que menores sin capacitación adecuada impartan clases.
“No buscamos que cierren el gimnasio, pero sí que tomen conciencia de la responsabilidad que tienen. No pueden permitir que adolescentes dirijan entrenamientos sin preparación. No hay protocolos de seguridad y eso ya está afectando la salud de nuestras hijas”, enfatizó una madre afectada.
Hasta el momento, el gimnasio no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre los casos reportados. Sin embargo, los padres han solicitado la intervención de las autoridades de salud y protección al consumidor para garantizar que los centros deportivos cumplan con medidas de seguridad adecuadas.
La rabdomiólisis es una condición prevenible si se aplican protocolos adecuados de entrenamiento y supervisión. La falta de regulación en gimnasios de Guasave pone en riesgo la salud de los jóvenes, y la comunidad exige respuestas antes de que ocurra una tragedia mayor.
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Estos tres casos de rabdomiólisis en menos de siete meses, todos relacionados con una clase de spinning en el mismo gimnasio, han encendido las alarmas sobre la falta de regulación en centros de entrenamiento y la posible negligencia de los responsables.
Familiares de las jóvenes afectadas denuncian que el gimnasio no ha tomado medidas para prevenir nuevos incidentes, a pesar de que las víctimas han requerido hospitalización por una condición que puede causar insuficiencia renal y, en casos extremos, la muerte.
Incluso el dueño del gimnasio en cuestión ha negado cualquier responsabilidad en los casos, asegurando que “ellos no tienen la culpa de nada”. Sin embargo, los familiares consideran que el establecimiento tiene una obligación legal y moral, ya que opera como un negocio y debe garantizar la seguridad de sus clientes.
“Eso es negligencia”, afirma una de las madres afectadas. “Ellos tienen, lógicamente, una responsabilidad porque tienen un negocio. La pregunta es: ¿quién regula estos lugares?”.
Expertos advierten que el spinning es un entrenamiento de alto impacto que, si no se realiza correctamente, puede poner en riesgo la vida.
“Mi hija no se murió de milagro”, confiesa una madre.
Las familias afectadas admiten que, en su momento, no presentaron una denuncia formal con la esperanza de que el gimnasio tomara medidas por su cuenta. Sin embargo, la situación no solo no mejoró, sino que se han registrado más casos.
“Cuando pasó lo de mi hija, lo único que queríamos era que saliera viva del hospital”, relata una madre.