Guasave, Sinaloa. Permitir o fomentar el consumo de alcohol en niños y adolescentes no solo representa una falta de ética, sino que también puede constituir un delito penal, dijo enfática en entrevista la delegada de Protección a Menores del Sistema DIF en Guasave, Dámaris Osuna, quien fue categórica al señalar que esta acción podría clasificarse como omisión de cuidado, o corrupción de menores.
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Lo anterior, en razón al caso del niño que fue atendido por Centros de Integración Juvenil en Guasave, a quien con menos de 7 años de edad ya su padre le daba “probaditas, para que se hiciera hombre”, y cuyo caso derivó en problemas de conducta provocadas por el consumo consciente de alcohol.
“No puedes estarle dando o permitiendo el consumo de alcohol a tu hijo, niña, niño o adolescente. Lógicamente esas bebidas no son hechas para ellos; es una decisión exclusiva de adultos. Pareciera ser un asunto cultural, donde en reuniones o fiestas se permite a los niños probar alcohol. Sin embargo, esto es un delito penal, y como procuradora tengo la obligación de intervenir legalmente para proteger a niñas, niños y adolescentes”, expresó.
Además, indicó que cabe el delito de corrupción de menores, ya que exponer a un niño a este tipo de sustancias implica corromper su mente y normalizar prácticas inapropiadas desde una edad temprana.
Osuna también señaló que este problema suele estar profundamente arraigado en las comunidades como una práctica cultural. Mencionó haber presenciado, en reuniones familiares o sociales, adultos que ofrecen alcohol a menores sin considerar las implicaciones legales y éticas de sus actos.
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Cuando el DIF recibe una denuncia de este tipo, ya sea por parte de los padres, Seguridad Pública o el Ministerio Público, se procede a realizar una valoración del entorno familiar y una evaluación psicológica del menor. Estas medidas buscan garantizar el bienestar de los afectados y robustecer la carpeta de investigación en contra de los responsables.
En este caso reciente, Dámaris Osuna relató que el padre permitía que su hijo probara alcohol, lo que derivó en un seguimiento psicológico y medidas para prevenir un daño mayor. Aunque el consumo no era habitual, la intervención permitió evitar que el problema escalara.
“Los padres atendieron el caso y se dieron medidas como apoyo psicológico y desintoxicación, dependiendo del grado. Es fundamental que los adultos entiendan que cualquier exposición al alcohol en menores puede tener consecuencias legales graves”, agregó.
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El DIF Guasave hizo un llamado a la sociedad para erradicar estas prácticas y subrayó que continuará vigilando y atendiendo casos que vulneren los derechos de los menores. Dámaris Osuna reiteró que el consumo de alcohol en menores no solo es un riesgo para su salud física y mental, sino también un reflejo de irresponsabilidad y falta de cuidado parental.
Con esta postura firme, la institución busca erradicar un problema que, aunque normalizado en algunos sectores, representa una violación a los derechos de la niñez y adolescencia, con repercusiones legales significativas.
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