Mazatlán, Sinaloa. – Alrededor de 20 niños están tranquilamente en la plazuela de la comunidad de El Quelite Pueblo Señorial. Hacen anotaciones en libretas sobre personajes de este lugar de los que poco se conoce, pero que al indagar más sobre ellos su historia puede ser fascinante.
Ellos forman parte del taller “La crónica en los pueblos señoriales” que imparte la promotora cultural Marisol Lizárraga, como parte del Proyecto Arte Comunitario: Formación y Capacitación en Sinaloa, que lleva a cabo el Instituto Sinaloense de Cultura.
La tallerista dijo que es importante que la sociedad, y más en este caso los niños y niñas, reconozcan que la historia es creada por todos y que una crónica puede partir de algo que ya se conoce.
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“El objetivo es difundir y preservar entre las comunidades, entre los propios habitantes, la memoria a través del rescate de, por ejemplo, de costumbres, de personajes y sobre todo en esa parte de que tengan el interés de investigar dentro de sus familias, quiénes fueron sus abuelos, qué aportaron, a qué se dedican”.
Dijo que la capacitación consta de 10 reuniones semanales, los sábados en El Quelite y los domingos en La Noria, y que concluye el 26 de octubre próximo. Agregó que el taller está dirigido a niños y niñas de entre 11 y 14 años y dependiendo la hora y la sensación de calor, atiende hasta 30 alumnos.
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Marisol Lizárraga compartió que entre la información que ha encontrado en la historia de El Quelite, es que este pueblo se estableció en 1566, pero que 1762 recibió reconocimiento oficial como tal, lo que lo hace convierte en uno de los pueblos más antiguos de Sinaloa.
Agregó que también está la historia de “El Serrucho” Macías un músico que fue integrante de la Banda El Recodo, además de que la primaria “Francisco Bernal” fue llamada así por un doctor de la comunidad, que era primo de Heraclio Bernal, un justiciero que robaba a los ricos para ayudar a los pobres.
La promotora cultural hizo un llamado a niños y jóvenes a dejar de lado las redes sociales, donde circula información que muchas veces ni siquiera tiene sustento, y destacó que es más importante involucrarse en lo que pasa en su comunidad y en las cosas que antecedieron.
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“Yo creo que una persona que está bien informada y que tiene identidad y pertenencia, es un ser humano completo; yo siento que ahí es donde se ha perdido esa parte, desde las familias y en la escuela, que tenemos que partir siempre de la realidad de lo que somos, de lo que fuimos”.