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La culpa de ser mamá. Ser la mamá perfecta, un modelo imposible de lograr y pesado de cargar

Cumplir con el papel de madre no es nada sencillo, es un rol que se va desarrollando con base en las mismas experiencias y que además...

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Cumplir con el papel de madre no es nada sencillo, es un rol que se va desarrollando con base en las mismas experiencias y que además tienen que ir adaptando a los roles que ya venían desarrollando.

El que una mujer se convierta en madre, es algo que se ha vuelto habitual. Parecería que todas las mujeres pueden y deben hacerlo. Sin embargo, aunque fisiológicamente una mujer pueda estar preparada para ser mamá, esto implica una serie de complejidades que van desde cambios físicos y hormonales, hasta la modificación de hábitos, de costumbres e incluso de alteraciones emocionales propios del riesgo que implica el embarazo.

Pensamos en la maternidad como un acto tan natural para la mujer que debería ser fácil cumplir con ello solo por el hecho de ser mujer, dejando muchas veces de lado las dificultades y complicaciones que implica el cuidado y la crianza de un bebé.

Ante esta creencia, la mujer se ve ante una expectativa socialmente generalizada en la que se ve obligada a ser “buena” madre. Las mujeres aprenden de alguna manera que deberían saber actuar siempre de la forma correcta en beneficio de su hijo/a.
Esta forma de pensar puede presentarse incluso durante el embarazo y se intensifica con el parto. Aprenden que tienen que saber como comportarse y que lo correcto es SIEMPRE anteponer las necesidades del bebé ante todas las demás. Esto por supuesto es difícil por no decir imposible de cumplir. ¿Y que pasa cuando alguien no cumple con lo esperado? Sí, aparecen la culpa y la frustración.

Cuando la madre se da cuenta que es imposible cumplir con lo que espera de ella o con lo que ella se exige de sí misma, aparecerá la culpa. Todas esas expectativas sociales y culturales que acompañan al hecho de convertirse en madre se volverán exigencias imposibles de cumplir. Saber que están haciendo “mal” las cosas y que muy probablemente están siendo juzgadas es un carga muy pesada.

Debido a que es muy difícil (por no decir imposible) cumplir con todas esas expectativas que construimos alrededor de la maternidad, llegarán pensamientos como: “no lo estoy haciendo bien”, “no sirvo para esto”, “nunca podré hacerlo bien”, “estoy dañando a mi bebé” y la mas importante de todas: “no soy buena madre”.

¿Porqué aparece la culpa?
La culpa es el sentimiento que aparece cuando entendemos que estamos haciendo algo “malo”, cuando nos percibimos a nosotros mismos como malas personas o cuando no estamos cumpliendo con algo que se espera de nosotros.

Imagina un juicio donde existen por supuesto un juez (que determina la culpabilidad o la inocencia) y un acusado. Cuando se habla de culpa, por lo general, somos nuestros propios jueces que terminamos por declararnos culpables al comparar nuestro trabajo o desempeño con lo que dicta nuestra moral, la sociedad, las creencias aprendidas, etcétera.

Cuando hablamos de maternidad, la culpa es muy habitual que aparezca. En mi consultorio es un tema que se toca frecuentemente en las madres con hijos pequeños y no tan pequeños. Existen miles de consejos sobre cómo ser buena madre y por supuesto es imposible cumplir con todos. Ante esto, es normal que la madre se culpe a sí misma de no poder estar de manera “correcta” para sus hijos.

Existe la creencia de que una buena madre debe estar de manera incondicional y eso puede significar muchas cosas dentro del proceso de crianza.

Siempre se podrá ser más paciente, más cariñosa y más responsable. En pocas palabras parecería que nunca sé es suficiente y siempre se tiene que mejorar. Esa autoexigencia es la que las lleva a querer ser y hacer siempre lo mejor y de la mejor manera. Esa es una forma de pensar que puede llevar al agotamiento físico y mental y por supuesto a la frustración. 
Muchas veces la culpa aparece sin que se presente el error o la equivocación. La mayoría de las veces basta con que exista la comparación o la expectativa de querer ser perfecta para que la culpa aparezca. El que te sientas culpable no es un indicador de cómo estas haciendo las cosas, sino de cómo te percibes a ti misma en comparación con esas expectativas.

¿Cómo lidiar con esa culpa?
Partamos del hecho de que existen muchas formas de ser madre y ante esto es imposible que exista sólo un modo correcto de ejercer la maternidad. Además cada niño o niña son distintos y sus necesidades son diferentes.

Hoy, quiero compartir contigo seis formas de lidiar con esa culpa que te permitirán vivir tu maternidad con mas tranquilidad y que puedas establecer un vinculo afectivo con tu hijo/a mas sano.

1.- Haz conciencia de cómo te sientes.
Es muy frecuente que te enfoques en el malestar sin llegar a identificarlo. Pon nombre a tus emociones, sentimientos e identifica los pensamientos que puedas llegar a tener en esos momentos de malestar. Escribirlos es una buena manera de identificarlos y distinguirlos.
2.- Normaliza tu culpa
El no hacer algo correctamente o de manera perfecta es algo que nos ocurre a todos en diferentes momentos de nuestra vida. Por lo tanto, no podemos asumirnos como seres perfectos y si la culpa es la emoción o sentimiento que aparece después del error es muy normal que la sintamos de vez en cuando. No le des más importancia de la que tiene. Haz un ejercicio de objetividad y date cuenta realmente de cómo estás haciendo las cosas. Una forma de hacerlo es poniendo atención en los resultados. 
Con mucha frecuencia en la consulta me preguntan: ¿Estoy haciendo bien? Y mi respuesta es: “fíjate en los resultados”
3.- No vienes con un manual
Ser madre es algo que solo puede aprender con la experiencia. Aunque existe mucha información que puede darnos pautas para el “correcto” cuidado del bebé y cómo criarlo, recuerda que cada niño es diferente y por lo tanto necesitará de una crianza diferente. Como madre, estarás en aprendizaje constante y eso depende de tu hijo/a, de la etapa de desarrollo que está viviendo y por supuesto, de tu propio crecimiento. No existe un manual de la buena madre, así que tú lo irás escribiendo.
4.- Aprende que hay tiempo para todo
Cada persona tiene diferentes roles y la maternidad es un rol más con el que pueden cumplir las mujeres. Puede ser que sea el mas importante, pero no por eso los demás tengan que hacerse a un a un lado. Asúmete como persona con diferentes facetas y cada una con su respectivo valor. Tu vida profesional, social y familiar son también parte importante de lo que eres.
5.- Elige tu estilo de maternidad
Es muy común que, cuando se es madre, todo mundo quiera dar consejos, sin embargo, no todos esos consejos pueden encajar con tu forma de pensar o con la forma en la que quieres criar a tu hijo o hija. Aprende a escuchar todas esas recomendaciones y analiza cuál podría servirte y cuál no es para ti. La decisión al final es tuya. No te sientas culpable de no ser como alguien más o de no querer o no poder seguir sus consejos.
6.- Expresa tus emociones
No tengas miedo de expresar el miedo, la culpa o la frustración que pudieras sentir. Compartir con alguien de confianza más tus emociones puede ayudarnos a entender todas esas emociones como algo habitual. Además podrás recibir la empatía y el acompañamiento tan necesarios en esos momentos. Contempla asistir a terapia para que puedas gestionar mejor tus emociones.

Te agradezco cualquier comentario acerca de esta columna y si crees necesitar acompañamiento psicológico profesional con respecto a este tema o conoces a alguien que lo necesite, escríbeme un Whatsapp al número +526671313403 en México y visítame en Facebook en: https://www.facebook.com/juanjosediazi

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Juan José Díaz Iribe

Juan José Díaz Iribe

Columnista

Juan José Díaz Iribe

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