El gobierno de Estados Unidos, a través de su Administración de Control de Drogas ? (en inglés: Drug Enforcement Administration, DEA por sus siglas en inglés) o “Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas”, agencia del Departamento de Justicia de ese país, divulgó ampliamente, y lo sigue haciendo, a nivel internacional, la versión de que fueron ellos, y sólo ellos, quienes lograron la detención de Rafael Caro Quintero en Choix, Sinaloa.
Ni tan de paso, la prensa de ese país insistió en que si el gobierno gringo no interviene, nada se puede lograr dada la corrupción e incapacidad de las autoridades mexicanas, según aseguran.
Posteriormente, en lo que apunta a un acuerdo diplomático a toro pasado, el hiperactivo embajador estadounidense en México, Ken Salazar, concedió que la detención del famoso narcotraficante era un “mérito conjunto” de Estados Unidos y México.
¿EXTRADICIÓN A LA CARTA?
López Obrador, por su parte, negó que la DEA hubiera intervenido en el operativo que llevó a la detención de Caro Quintero y luego, como una respuesta al desaguisado (o la revelación) de la DEA, un juez impidió la extradición del reaprehendido a Estados Unidos, donde exigen que de inmediato se lo manden.
En el país vecino del norte han tomado las aclaraciones del presidente mexicano, como parte del juego diplomático y, en realidad, nadie se las cree. La imagen de “policía del mundo” que allá se han creado, y creído, pesa demasiado en una sociedad permeada por la incultura política.
Agréguese el desprecio muy poco disimulado hacia México y no hay vuelta de hoja: el llamado “primer mundo” está del todo seguro que fueron ellos los que detuvieron a Caro y lo demás es cuento.
Ante eso, la respuesta mexicana sigue siendo tibia, endeble, aunque, es cierto, mucho menos peor que las que acostumbraba el prianredismo.
Ahora que si conceden a la exigencia, en los términos que allá dan por hecho, sin seguir la ruta legal establecida en nuestras leyes, se van a parecer bastante.
GOBIERNOS DELINCUENTES
Dice la nueva administración municipal de Culiacán que los alcoholímetros (que retenes son) ahora se instrumentan con “una visión social”, menos agresiva y respetuosa de los derechos.
Eso es falso, todos los retenes, del tipo que sean, son anti constitucionales en México, digan lo que digan; violan los derechos humanos, propician y ejercen la corrupción, a más de que sólo sirven para recabar multas, y mordidas, contribuyendo a la inseguridad ciudadana.
Si son ilegales (que abran la discusión al respecto y quedaría en evidencia su ilegalidad, sin sombra de duda) entonces los gobiernos que los implementan son delincuentes. Punto.
Así que se dejen de palabrería que ofende la inteligencia de cualquiera.
EN EL TINTERO
-Gobierno y empresas de Estados Unidos tienen decenios socavando a nuestro país y ahora se quejan de que las decisiones mexicanas, respecto a Pemex y la CFE, “socavan a empresas estadunidenses”. Por favor.
-Y hay mexicanos, del capital grande y mediano, junto con los epígonos a su servicio, que festejan las maniobras y trapacerías contra nuestro país. Traidores, sin más.
-El llamado TLCAN fue sustituido por el TMEC, ambos ventajosos para Estados Unidos y Canadá. Pero quieren más, mucho más.
-“No soy títere o pelele de ningún gobierno extranjero” ha dicho, y muy bien, AMLO. Casi todos los anteriores presidentes mexicanos lo eran, sin sombra de duda.
-En misiva, nuestro asiduo lector, don Héctor Mendoza, nos dice que “las alertas de viaje son muy convenientes, pero a Estados Unidos, donde cualquier loco nos puede matar en un centro comercial, en la calle o incluso en una escuela u hospital”. ([email protected]).