México.- El impacto de huracán Otis ha dejado un escenario de devastación absoluta sobre el estado de Guerrero, ya que, desde que el sistema tocó tierra en la madrugada del miércoles, los reportes de daños no han dejado de emerger a lo largo y ancho de la entidad. Sin embargo, la gran pregunta en este caso es si la tragedia pudo evitarse de alguna manera.
La respuesta a dicha incógnita es realmente difícil, pues si bien el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) alertaron oportunamente que la tormenta tropical “Otis” podría convertirse en huracán antes de tocar tierra, la evolución del sistema fue absolutamente inusual y apresurada, impidiendo que se pudieran tomar medidas más estrictas para salvaguardar a la población.
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La transformación del fenómeno natural fue algo inédito, pues antes del mediodía del martes 24 de octubre, expertos señalaban que la tormenta tropical “Otis” estaba por convertirse en huracán de categoría 1. Sin embargo, a las 23:00 horas del mismo día, se confirmó que el huracán alcanzó la categoría 5 en la escala Saffir Simpson, convirtiéndose así en un evento absolutamente devastador.
“Otis” se intensificó tan sumamente rápido que los organismos del clima no pudieron predecir oportunamente su nivel de daño, así como tampoco tuvieron oportunidad de alertar a la población o a las autoridades para que se implementaran estrategias que permitieran mediar su impacto con la anticipación suficiente.
Y es que, para cuando la información del huracán Otis emergió de manera concreta, ya era demasiado tarde, pues a cada hora el sistema iba cambiando y aproximándose con mayor violencia al puerto de Acapulco.
Por otra parte, cabe señalar que el pronóstico inicial indicaba que “Otis” podría degradarse antes de tocar tierra, pero el fenómeno terminó por burlar a todos de manera extraordinaria, ya que desafió la física y se intensificó a la categoría máxima en cuestión de horas.
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Esto deja en claro que, a pesar de que las predicciones y procesos del NHC y el SMN fueron oportunos y continuos, el nivel de destrucción y la tragedia provocada por “Otis” fue casi imposible de evitarse, ya que el huracán estuvo más allá de cualquier pronóstico.
Además, con la fuerza de sus vientos y la intensidad de sus lluvias, era poco lo que podía hacerse para mediar el impacto del sistema, ya que más allá de la implementación de albergues y el resguardo de la población general, los destrozos estructurales en viviendas, hoteles, comercios y carreteras, era inminente.