Roma.- Sor Geneviève Jeanningros, la monja amiga del papa Francisco que le llevó a conocer a las comunidades marginadas de Roma, acudió este viernes por cuarta vez a la Basílica de San Pedro para despedirse definitivamente del sumo pontífice.
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Con su mochila verde, sus zapatos gastados, su velo en la cabeza y sus profundos ojos azules, la ‘enfant terrible’ quien llamaba el papa Francisco a la religiosa, acudió a la Basílica para dar el último adiós con un beso dirigido al féretro del Santo Padre.
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La imagen de la monja de 81 años, miembro de la orden de las Hermanitas de Jesús, dio la vuelta al mundo el pasado miércoles 23 de abril cuando decidió saltarse el protocolo en la capilla situándose junto al feretro de su amigo para rezar y llorarle en silencio.
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La relación entre Sor Geneviève y el Papa Francisco fue íntima y especial. El santo padre, siempre atento a las realidades sociales y humanas, encontró en ella una aliada incansable en su misión de acercarse a los más vulnerables.
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Sor Geneviève jugó un papel crucial en mostrarle al Papa la realidad de los feriantes y de las personas transexuales que vivían al margen de la sociedad en las afueras de Roma.