Estados Unidos.- Brianne Dressen, una mujer residente de Utah, Estados Unidos, ha decidido emprender acciones legales en contra de la farmacéutica AstraZeneca, pues según sus propias declaraciones, ha quedado “permanentemente discapacitada” tras participar del ensayo clínico realizado por la compañía con su vacuna contra el Covid-19.
La mujer de 42 años explica que gozaba de muy buena salud al inicio del ensayo en 2020, pero con el tiempo fue desarrollando una afección neurológica grave, la cual aparentemente se detonó tras recibir la vacuna fabricada por la compañía británica AstraZeneca.
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Dressen, quien antes se desempeñaba como maestra, se retiró del ensayo clínico después de la primera dosis, pero ya parecía demasiado tarde, pues empezó a experimentar efectos secundarios como hormigueo en el brazo, visión borrosa, dolor de cabeza, zumbidos en los oídos y vómitos.
Los síntomas persistieron y se extendieron hacia otras partes del cuerpo de Brianne Dressen, hasta que médicos neurólogos de los Institutos Nacionales de Salud la diagnosticaron con parestesia, una enfermedad neurológica en la que los nervios se irritan. En su demanda, la mujer señala:
La vida de mi familia ha cambiado para siempre (…) Los ensayos clínicos no están evaluando adecuadamente los datos, la FDA, los CDC y las compañías farmacéuticas continúan desviando los persistentes y repetidos gritos de ayuda y reconocimiento, dejando a los heridos como daño colateral.
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Ahora la demandante acusa a AstraZeneca de no cumplir con su contrato al no ofrecer una compensación adecuada para cubrir los crecientes costos médicos relacionados con los efectos secundarios de la vacuna, alegando que el pago único de mil 243 mil 30 dólares ofrecido por la empresa es una “fracción mínima” en comparación con las facturas médicas y otros costos financieros.