Francia.- Los avances tecnológicos y científicos permiten lograr cada vez mayores hazañas en materia de salud, pero hay un caso en particular que está atrayendo la atención a nivel mundial, pues hay una empresa biofarmacéutica que está desarrollando un medicamento contra el cáncer a base de heces fecales, aprovechando los miles de millones de microorganismos que habitan en el intestino humano.
Se ha dado a conocer que la compañía biotecnológica francesa MaaT Pharma tiene una nueva planta en la región de Lyon (sur), la más grande de Europa dedicada exclusivamente a medicamentos a base de microbiota (conjunto de microorganismos) que se encuentran en la materia fecal.
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El objetivo principal de la compañía es mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer y su respuesta a las inmunoterapias, restaurando su microbiota dañada por los tratamientos intensivos. Es por esto que la planta está trabajando en un medicamento llamado MaaT013, actualmente en la fase final de ensayos clínicos, para tratar una enfermedad rara de rechazo que ocurre tras un trasplante de células madre en cánceres de sangre y que puede provocar la muerte.
Los primeros resultados del ensayo se esperan a mediados de 2024, pero el medicamento ya está disponible en varios países europeos para personas que lo necesitan con urgencia. Además, la farmacéutica espera comercializar 9,000 dosis anuales de este medicamento.
La compañía recibe los excrementos en una especie de orinales a medida que le proporciona una compañía de recolección en la región de Nantes. La materia fecal llega en tren y en camión a la planta, en cajas criogénicas a 5 ° C y que se procesan a más tardar 72 horas después de haber sido producida.
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El objetivo es mezclar las heces de los donantes para obtener la llamada “médula sustancial”, una microbiota rica y variada que luego se vuelve a inyectar a los pacientes en el hospital por vía rectal, como un enema, para recolonizar su sistema digestivo y restaurar su microbiota alterada.
Los donantes, reclutados a través de las redes sociales y en los campus universitarios unas semanas antes del inicio de la producción, deben someterse, para recibir una compensación, a “análisis de sangre cada 60 días y análisis diarios de heces” a medida que avanza la recolección. También se verifica la trazabilidad, la consistencia y el aspecto visual del material biológico y luego se agrega un diluyente para proteger las bacterias durante la congelación.