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La necesidad lo llevó a aprender el oficio de albañil

Antonio González, salió un día a buscar trabajo, el que fuera, lo importante era llevar dinero a casa, aceptó ser albañil, cuando nunca en su vida había tenido una cuchara en la mano

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Tijuana.-
Recién casado y en espera de su primer bebé, Antonio González, salió un día a
buscar trabajo, el que fuera, lo importante era llevar dinero a casa, aceptó
ser albañil, cuando nunca en su vida había tenido una cuchara en la mano.
Eso
ocurrió en la década de los 90, cuando la necesidad lo empujó a tomar el oficio
de albañil y al llegar a la obra pidió trabajo; en realidad él iba para ser
ayudante, pero le dijeron que sólo había para maestro albañil, lo aceptó por
necesidad.
Actualmente,
Antonio combina el oficio de albañil con la vocación de pastor en la iglesia
Evangélica El Buen Pastor en la colonia Sánchez Díaz, en la que lleva al frente
15 años, y en la que se congregaba como feligrés cuando sus inicios como
albañil.
Esposo de
Eunice y padre de Natalia, Sara y Ana, es ahora abuelo de Diana y el pequeño
Antonio, pero no tiene empacho en platicar, una y otra vez, la historia que lo
llevó a ser albañil, como tampoco tiene empacho en relatar su labor como
pastor.
Comenta
que en una maquiladora no ganaba para cubrir los gastos de la familia. Fue
cuando se acercó a una obra en construcción. ?Me dije, cuál es el problema,
cualquiera puede ser albañil?.
Recuerda
que la primera jornada fue una pesadilla, pues para hacerlo bien, tenía que
trabajar lentamente, lo que le restaba ante los demás, que con la destreza
propia de la experiencia, habían terminado la tarea, en la mitad del tiempo que
él.
No
obstante este obstáculo, y terminar muy cansado, la primera semana de trabajo,
Antonio tomó la resolución: sería albañil. La paga había sido buena, poco más
del doble de lo que había ganado en su último trabajo, buena recompensa para su
esfuerzo.
Los años
pasaron y lo que inició sin ningún conocimiento previo, lo adquirió con la
experiencia diaria y con el ejemplo del trabajo de sus compañeros, de quienes
fue sumando conocimientos para su propio provecho.
Del
oficio de pastor evangélico, también hace remembranza, cuando un día,
construyendo las paredes del nuevo templo que reemplazaría al que hasta en esos
días existía, uno de los decanos de la iglesia le comentó: ?algún día serás
pastor de esta iglesia?.
Nunca
imaginó que esa frase quedaría acuñado en su mente y que el día que le pidieron
ser pastor, llegó el recuerdo de aquel momento en que, sentando en las paredes,
había recibido ese comentario que estaba a punto de ser realidad.
Combinar
su trabajo como albañil, de donde han salido los recursos para sacar adelante a
su familia, y la labor como pastor evangélico, ha sido del todo satisfactorio
para Antonio González Mariscal, porque le ha dejado todo tipo de beneficios.
Como
albañil, ha logrado consolidar sus bienes económicos; en tanto que por su labor
como pastor evangélico, las satisfacciones son igual de placenteras, con una
congregación que lo ama y en el que siente que también hace obra de
construcción, sólo que espiritual.
?Se trata
de construir vidas, de edificar a las personas con los cimientos sólidos de la
Biblia y tener como resultados gente de bien, que puedan ser de bendición a la
humanidad. Se trata de ser la sal de la tierra y darle sabor a este mundo?,
señala.IN

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

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