Culiacán, Sin.- Se terminaron las opciones, dijo una persona antes de entrar a la iglesia. No nos queda de otra, es pedirle a Dios. Agricultores de Culiacán y Navolato acudieron al templo de Nuestra Señora de Guadalupe a pedir por las aguas. Es la misa por el buen temporal.
A la plegaria se sumaron todas las asociaciones de agricultores convocados por la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC). Al pie de la entrada del templo, mejor conocido como la Lomita, el actual presidente Enrique Riveros Echevarría comentó un poco sobre la situación que vive en general el campo sinaloense.
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“Estamos confiados a que todos los años llueva y pues ya ves, no todos los años llueve”.
Para lograr mitigar la sequía se recurrió al bombardeo de nubes. Se llegaron a invertir hasta 16 millones de pesos. No hubo éxito. Se requiere algo más. Ahora no les queda de otra, es pedir por que llueva.
Sinaloa se encuentra entre los estados marcados con sequía y en su territorio 10 municipios la padecen de manera extrema o severa, entre ellos Culiacán.
El año pasado una situación similar se vivió sin embargo un poco de agua en el último trimestre subsanó la capacidad de las presas de un 29 a un 70 por ciento, y con ello, garantizar un ciclo agrícola competitivo.
Sin embargo, ha llegado octubre y las presas a ni el estatal no superan el 28 por ciento de su almacenaje.
“Todavía falta, esperemos. Las cosas pueden cambiar, según pronósticos puede empezar a llover ahorita y pues esperemos, ojalá”, añadió Riveros.
La situación se ha recrudecido al grado de que la conversación la basan en el uso del agua: entre el consumo humano o el agro.
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La misa fue celebrada por el padre Miguel Soto. En su homilía explicó que los esfuerzos del hombre son varios y llamó a los agricultores y a la sociedad en general a no perder la fe y a ser agradecidos con lo que Dios ha dado.
Afuera está nublado. Corre el aire. “Me gusta para que llueva”, dice un comerciante apostado en las afueras. El pronóstico no lo descarta al 100 por ciento pero la probabilidad es mínima.
Mientras tanto, en la Lomita, no pierden la fe. Aún queda octubre.