Culiacán, Sin.- Directamente de España a Culiacán llegó hace más de 65 años la receta de los exquisitos churros de harina de trigo que cocina don Jesús Ayón, una tradición familiar que se ha heredado generación tras generación desde su abuelo y padre, y que desde entonces sus clientes los disfrutan con leche, café, chocolate, entre otras bebidas, principalmente en la temporada de frío.
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Los churros de la Cruz Roja, del Parque Revolución o de la calle Paliza, como los conocen sus consumidores, fueron los pioneros en la capital sinaloense, y en este 2020 cumplieron 50 años en este lugar, antes estuvieron 15 años ubicados por el bulevar Leyva Solano y Jesús Andrade, frente a la vieja Central Camionera, pero se mudaron por el peligro del paso de tantos vehículos.
Ya son tres generaciones que amparan la elaboración de los sabrosos churros, dijo el joven Jesús Ayón, quien lleva el mismo nombre de su padre, abuelo y bisabuelo, este último los comercializaba en una mina con la receta de un amigo de origen español.
Aquí la receta secreta es la forma de la amasada de la harina de trigo para que tenga la consistencia y salgan deliciosos como lo exige la gente, expresó Jesús, quien actualmente administra el negocio.
El precio al público es de 2 pesos con cincuenta centavos cada pieza, y son churros naturales bañados con azúcar, como ha sido la tradición desde que su bisabuelo les compartió la fórmula original.
“Como le digo, esta receta se la enseñó un español a mi bisabuelo, le dijo que le iba a enseñar hacer churros, y de ahí, le dio esa receta y ha ido pasando de generación en generación, la receta está en la forma de la amasada de la harina de trigo, hace que tenga la consistencia adecuada para que se pueda trabajar”, detalló.
A partir de las 16:00 horas llegan a limpiar, instalar la carreta, preparar la harina, colocar la tina con aceite para freírlos, porque tienen clientes de todos los niveles sociales y económicos, desde indigentes, profesionistas, políticos, artistas y deportistas, entre ellos algunos famosos, pero no hay distinción en la atención personalizada, manifestó.
Lamentó que por la pandemia del COVID-19 tuvieron que cerrar abril y mayo por las bajas ventas, y desde entonces su papá se encuentra encerrado en casa para protegerse del contagio, por lo que ahora el reto es aplicar los conocimientos que le heredó desde niño.
“Ya sea el negocio lo puedo trabajar y de esa forma le estamos ayudando y él está ahorita en casa esperando que sea más seguro acá su regreso, pues él está bien, está sano y simplemente lo estamos cuidando, pues yo siempre le he ayudado a mi papá desde niño”, externó.
Jesús Ayón se tituló de Ingeniero Industrial y nunca ha ejercido su profesión, no obstante, se siente orgulloso de seguir los pasos de su progenitor, su abuelo y bisabuelo, quienes le han enseñado el valor del trabajo honesto.
“Sí, claro que me siento orgulloso de este trabajo, mi papá siempre ha sido un hombre muy trabajador que nos ha enseñado el valor del trabajo y pues siempre muy fiel a su oficio”, presumió.
Mientras preparaba la harina, agradeció a las familias de Culiacán su preferencia, ya que gracias a su lealtad su padre les pudo cubrir las necesidades de alimento y vestido en casa, además de su educación.
“Este negocio es muy noble y sí deja para comer, pues gracias al negocio nos ha dado comida y educación a mis dos hermanas y a mí”, destacó.
Por la contingencia del COVID-19 se acortaron los horarios de trabajo, ahora son de las 18:00 a las 22:00 horas de domingo a viernes; por fortuna las ventas ya se estabilizaron un poco, pero siguen bajas, porque la gente aún tiene temor de salir a la calle y contagiarse del coronavirus.
Finalmente, Jesús Ayón señaló que vendedores de churros existen muchos en Culiacán, pero los originales están por la calle Ruperto Paliza, a un costado de las instalaciones de la Cruz Roja y con servicio todo el año, a diferencia de otros negocios que laboran por temporadas.
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