Culiacán, Sin. Las hieleras, sillas, sombrillas y las carpas. Los más de 36 grados centígrados que se sienten antes de las 8:00 de la mañana no parecen hacer mella. Se instalan. Pareciera que es una actividad “extracurricular”, una suerte de “picnic” que se ha reanudado por cuarta ocasión.
Y como buenos campistas han aprendido de la experiencia. Desde el primer día las carpas quedaron dispuestas por todo el perímetro de la explanada de la Sede Regional de Justicia Acusatoria y Oral Zona Centro, en Aguaruto, al poniente de Culiacán. La excursión es para brindar su “apoyo” al rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina, quien se enfrenta al juez por el delito de abuso de autoridad, supuestamente cometido al negarle el acceso al personal de la Auditoría Superior del Estado (ASE).
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Los campistas se remolinan bajo las carpas. Comenzaron a llegar desde antes de las 7:00 de la mañana. Se abanican sentados en sillas plegables, apartando lugar bajo la sombra. Otros están pegados a los muros aledaños en una zona arborizada. Pero es mucha la humedad y el calor, para eso las hieleras con agua y suero.
Vienen con uniforme. La mayoría camisa blanca pero casi todos con el logotipo de la UAS. Esa águila que parece elevarse hacia la cúspide, como lo dice su mismo lema escrito en latín, el “Sursum Versus”. Y ese mismo color blanco contrasta con el azul marino impuesto en la entrada de la Sede de Justicia. Una docena de elementos de la Policía Estatal resguardan la entrada, restringiendo el acceso bajo el argumento de la capacidad del inmueble. “No caben todos”, dicen.
Por eso afuera se despliegan. “¿Vamos a hacer vendimia?”, bromea una universitaria y su comitiva ríe ante la ocurrencia. Es la cuarta vez que viene, explica, le ha tocado cada edición del “picnic universitario” convocado “en solidaridad” con el rector. Sin embargo, no se le advierte contenta, más bien consciente del motivo de su presencia. “Pues vine, eso me pidieron y vine”, bromea la universitaria.
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“¿Alguien trae gel, quién trae gel?”. Algunas costumbres se mantienen. Con la pandemia del COVID-19, el uso de gel antibacterial se normalizó. En las carpas se procura. El olor del alcohol se exalta con la humedad que se siente. Es de más de 70 por ciento, según el pronóstico del clima. Las lluvias en el estado provocaron esta sensación térmica. “Está vaporizando”, dice otra de las personas en una de las carpas.
Ya cerca de las 8:30 de la mañana un grupo espera al rector sobre la calle que conecta la carretera Culiacán-Navolato con la sede judicial. Están pegados a una zona enmontada, buscan aprovechar la mínima sombra que ahí se forma frente al estacionamiento, en donde una ambulancia de la UAS está dispuesta para lo que se ofrezca. Hasta ahora no hay gente que haya acusado algún inconveniente de salud.
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Finalmente, el rector hace su arribo. Apenas baja de su vehículo es abordado por medios locales, a quienes informa de su desconfianza en el proceso que enfrenta.
Después comienza su marcha hacia los juzgados. Lo acompaña un puñado de trabajadores y sus colaboradores más cercanos. También su esposa. Bajo el rayo de sol saluda a la gente que “solidariamente” ha acudido a brindarle su apoyo.
La reflexión final la da un trabajador universitario. Tiene más de 10 años laborando en la UAS y seis de ellos con su base. No te obligan, dice, “no estás obligado, pero si no vienes tu ausencia se nota”.