Culiacán, Sin. – A pesar de que la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepriss), informó a principios del mes que había asegurado 20 máquinas expendedoras de vapeadores en el estado, todo a punta a que se les olvidó recoger algunas que al día de hoy continúan operando.
Al ser altamente nocivos para la salud, dichos productos fueron prohibidos a finales de mayo por un decreto impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, por lo que en Sinaloa se implementó un operativo que permitió el aseguramiento de alrededor de 6 mil cigarros electrónicos, sin embargo, no terminaron con la venta de dichos productos, aunque su comercialización no sea legal.
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En un recorrido realizado por Línea Directa, se detectó una máquina expendedora ubicada en una céntrica plaza a un costado en el bulevar Francisco Labastida Ochoa, muy cerca de la Fiscalía General del Estado.
Un caso similar se detectó este día en Ahome, donde ante la vista de todos se venden este tipo de productos a precios que van desde los 200, 300 y 400 pesos y que siguen dañando la salud de sus consumidores.
Hasta el momento ninguna de las maquinas en mención cuenta con sellos de clausura o advertencia a los usuarios, por lo que siguen funcionando de manera normal.
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De acuerdo a datos de la Sociedad Americana del Cáncer, el efecto nocivo de estos productos es: tos, dificultad para respirar, dolor en el pecho, náusea, vómito o diarrea, cansancio, fiebre o pérdida de peso.
Los cigarrillos electrónicos pueden lucir como pipas, bolígrafos, dispositivos de memoria USB o puede que estén disponibles en otras presentaciones.
Los cigarrillos electrónicos calientan un líquido (referido como e-liquid o e-juice), para convertirlo en aerosol, lo cual es referido como el “vapor”. Los usuarios de cigarrillos electrónicos inhalan esta sustancia llegando a sus pulmones. Aunque el término “vapor” puede sonar inofensivo, el aerosol que sale de un cigarrillo electrónico no es vapor de agua y puede ser perjudicial.