Guasave, Sin. – Entre marzo y abril del 2011, a “Ana” y a su familia completa la violencia del crimen organizado en la sierra, los desplazó de la comunidad en la que vivían, desde entonces, cuenta que estuvieron luchando día tras día por encontrar un lugar que pudieran llamar hogar, ahora ese esfuerzo se cristalizó, 11 años después de haber salido de su pueblo sólo con lo que llevaban puesto.
“Ana” y 134 familias más en la misma situación, fueron beneficiadas por el programa de Sebides, les entregaron las cartas de asignación de un terreno en Guasave, en el que podrán fincar su nueva casa segura.
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Felicidad y alivio fue lo que alcanzó a expresar “Ana”, dicho nombre es el seudónimo que decidió ponerse para dar su declaración a este medio de comunicación, por protección a su identidad y por seguridad, pues es una mujer tímida que todavía tiene miedo de la violencia que los desplazó de su pueblo.
“Entre marzo y abril fue cuando salimos de allá, ya ahorita nos sentimos muy felices y muy contentos, en donde ya gracias a Dios y a quienes hicieron posible esto, de que nos van a entregar el título del terrenito en donde ya vamos a poder hacer una casita y pues ya va a ser de nosotros, porque todos, todos andamos batallando, de prestado, de renta, algunos nos fuimos con la suegra y con familiares, ahora ya vamos a poder construir en algo que es nuestro”, manifestó.
Para entender la magnitud del significado de este paso que han logrado dar, “Ana” recordó lo que en su momento vivieron como familia, porque perdieron a miembros que se resistieron a salir, pero además, lo que implicó para ellos adaptarse a una nueva vida empezando de cero, de la noche a la mañana, sin nada en las manos.
Eran de Ranchito de Germán, del municipio de Sinaloa, ahí los hombres se dedicaban a trabajar las tierras y a criar animales para su propio consumo, no sabían hacer más, por eso mudarse a una ciudad en donde todo es distinto a la sierra, es algo que aún les sigue costando.
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Durante ese trajinar estuvieron buscando la manera de subsistir, y en esa lucha “Ana” relata que no todos lo soportaron, como su hermano que años después, en el desespero, decidió subir y regresar al rancho, ahí lo perdieron, ya no volvió; se dieron cuenta que ya no había forma de regresar y que la vida tenía que continuar en donde estuvieran seguros.