Guasave, Sinaloa. – Tras ser golpeado en el rostro por una mula Julián sufrió fractura de mandíbula, por lo que requería de una cirugía urgente, el problema es que su atención médica estuvo en riesgo debido a la falta de un acta de nacimiento que confirmara su existencia legal.
Según el oficial del Registro Civil, quien asumió el caso, Julián no estaba registrado, al igual que su madre y hermanos. Esta carencia lo excluyó de servicios básicos como educación, salud y programas sociales, y agravó su situación. Es un caso que expone la marginación que enfrentan las comunidades indígenas en Sinaloa municipio.
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“El muchacho no tenía nada más que una constancia de residencia firmada por el ayuntamiento. Su mamá tampoco tiene acta de nacimiento, lo que complica aún más el trámite”, explicó.
Para permitir que Julián recibiera tratamiento de emergencia, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) emitió un documento provisional de identidad. Sin embargo, su situación refleja un problema estructural: el rezago documental en comunidades remotas donde muchas personas no cuentan con registros oficiales.
El funcionario señaló que en los últimos años se han intentado brigadas de registro en zonas alejadas como San José y Jicapore, pero los recursos han sido insuficientes para atender a toda la población. En estas comunidades, la falta de caminos accesibles, electricidad y transporte adecuado dificulta llevar los servicios hasta quienes los necesitan.
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Julián nunca asistió a la escuela ni aprendió a leer o escribir debido a la falta de documentos que le permitieran inscribirse, no tiene precisa la edad, pero la idea es poder incorporarlo al programa federal Jóvenes Construyendo el Futuro, una vez que cuente con sus documentos.
Allá en los altos del municipio de Sinaloa han faltado acciones efectivas que permitan resolver el rezago documental en estas comunidades. Es crucial organizar brigadas masivas que incluyan transporte y recursos para registrar a todas las personas sin documentos.
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Una persona no tiene acta de nacimiento, está excluida del sistema y queda desprotegida ante emergencias como la de Julián. Un abandono que debe terminar.
Estas historias reflejan una realidad compartida, el caso de Julián es solo uno de muchos que no tienen identidad. En comunidades alejadas como Cuitaboca, las personas nacen, crecen y viven en el anonimato legal, enfrentando obstáculos para acceder a derechos fundamentales.
