Mazatlán, Sin.– “Antes me preocupa por comprar un videojuego y ahora me preocupo por qué vamos a comer”, son las palabras de Amado Guillermo Mendoza, un joven de 21 años que por azares del destino y por una enfermedad, la vida le cambió rotundamente en un año.
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El mayor de tres hermanos vive junto a su madre en la invasión Santana, ubicada en la avenida Bahía Kino, al sureste de Mazatlán. Luego de la muerte de su padre, víctima de cáncer, tuvo que dejar de estudiar para tratar de apoyar a su mamá y buscar el sustento para su hogar.
En entrevista con Línea Directa, el joven comentó que el 2023 marcó su vida, pues de vivir en una casa donde ya estaban construyendo un segundo piso y tener ciertos lujos, ese mismo año tuvieron que vender todo lo que tenían para pagar los tratamientos de su padre.
Agregó que lamentablemente su progenitor perdió la batalla en diciembre pasado, y ahora él y su familia viven en precarias condiciones en una casa construida a base de madera, lámina de cartón y hule.
“Tuvimos que vender la casa y pues una que otra cosa también. Sí, de repente pasamos de vivir de una casa a la que le íbamos a construir un segundo piso, a estar aquí en las invasiones. Teníamos una chulada, la neta. Sí me pone a pensar que tengo fotos cuando estaba antes en la otra casa y de que fue en un año, rápido en un año pasé de pensar en un videojuego a pensar pues qué vamos a comer ahora”.
Dijo que no es lo mismo el cemento que el cartón para resguardarse en esta temporada invernal, pues en la invasión Santana el frío se siente hasta los huesos, y ahora también tiene que preocuparse por mantener cálidos a sus seres queridos.
Amado Guillermo mandó a un mensaje a la sociedad para que valore la existencia y lo poco o mucho que tenga en este momento, porque la vida puede asestar duros golpes cuando menos se espera.
“A veces uno piensa en detallitos, que ve que una persona tiene más dinero y que tú no, ¿por qué fijarse en lo que una persona tiene? Deberían de fijarse en la que no tiene, porque la verdad es que a veces uno tiene más que el promedio, y no se da cuenta”.
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El joven de 21 años actualmente está buscando trabajo para sacar adelante a su madre y sus hermanos también pidió apoyo para su familia y vecinos de la invasión, y agregó que lo que venga del corazón de las personas será bien recibido y Dios se los multiplicará.