Guasave, Sin. – Es un mensajero de los muertos, desde el año y medio, mostró una y otra vez, que veía a personas fallecidas, es el caso del pequeño “Josué” nombre ficticio del niño de tan sólo 10 años de edad, quien ha sido el vínculo de comunicación con los que han trascendido al plano celestial.
Para su madre “Angélica” entender el don que posee “Josué” ha sido muy fuerte y complicado, pues a meses de nacido empezó a hablar, y ya decía que tenía amigos que físicamente no existían; en una ocasión estando en la guardería, mencionaba a “Víctor”, un niño que no era alumno, ni su compañero, pero sí, el hijo fallecido de la dueña de la guardería, “Angélica”, lo descubrió al preguntarle a una de las maestras por el “amiguito” con el que “Josué” convivía.
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Lo impactante fue que en esa casa que servía de estancia infantil, fue donde murió el pequeño Víctor, a los cuatro años de edad.
Así situaciones inexplicables pasaban, motivo por el que obligó consultar con especialistas, quienes le indicaron que era algo normal, que conforme creciera se le iba a quitar, pero eso no paró, fue al contario, se intensificó, ya no sólo veía a uno sino a varios.
“Mi hijo es un niño muy tímido, en mi percepción el niño ve a gente muerta, de hecho, se ha comunicado con familiares ya fallecidos, le han dado algunos mensajes; en primera instancia, yo le comentaba al especialista más cercano, su pediatra, al cual yo le exponía el caso y me decía: “el amigo imaginario es normal que aparezca en su niñez, va a desaparecer, cuando tenga cuatro o cinco años”, pero no, eso no sucedió al contrario se intensificó, porque ya no era uno, sino varios a los que veía”, expresó.
A sus 10 años, “Josué” mira a los difuntos como gente viva, le piden ayuda, y él trata de ayudar enviado los mensajes a sus familiares, pero esto es algo que lo limita a socializar en su entorno, en la escuela y en la vida diaria.
“Angélica” ha consultado a terapeutas que lo ayuden a comprender su don extraordinario, y por su lado, lo ha acercado a actividades extracurriculares para distraer su atención en otros temas.
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Quizás “Josué” no sea el único caso, seguramente hay muchos niños en esta misma situación, incluso personas grandes, adultas que pueden comunicarse con el más allá, todavía “Angélica” está buscando alternativas y a especialistas que la ayuden a orientar a su hijo, con el temor de encontrarse a charlatanes, incluso, mencionó que hasta con el siquiatra se mantiene en terapia, para lograr que tenga una vida normal, como todos los niños.