Los Mochis, Sin.– Cuarenta años han pasado desde que la pequeña Ivonne Armida, de tres años con siete meses y tres días de edad, dejó este plano terrenal en 1982 a causa de un accidente, pero su madre sigue visitándola con todo su amor y dedicación en el panteón Municipal viejo, donde descansa para la eternidad.
Este Día de los Angelitos, su tumba luce limpia y bellamente adornada con gladiolas y rosas, haciendo juego con el color del recién pintado cerco metálico que la rodea, pues su madre “mañaneó” para tenerla lista para recibir a sus hermanos y a toda la familia que esta fecha se reúne en su memoria a recordar su vida, que aunque fue muy corta, fue suficiente para amarla por siempre.
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“Vive conmigo, quizá más que todos, convivo más con ella que con los vivos, y verla así bonita es mi mayor placer, jamás la he dejado sola”, expresa la señora Armida Campas, al ser entrevistada por Línea Directa.
Foto: Mireya TRejo
“Es mi hija muy amada: Ivonne Armida Fong Campas, tengo 40 años viniendo aquí a este lugar.
¿Qué edad tenía ella?
“Tres años, siete meses, tres días”.
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¿Fue por alguna enfermedad o accidente?
“Accidente”.
¿Era su primera hija?
“Sí. Mientras pueda, vendré, y es la herencia que les dejo a mis hijos: que siempre la recuerden”.
La pequeña Ivonne era la mayor de sus hijos, y aunque han pasado cuatro décadas de su partida al más allá, su madre visita su tumba en su cumpleaños, en Navidad, el Día del Niño y en vacaciones, para llevarle flores y dulces.
“Cada tanto tiempo vengo y le doy su arreglada”, dice la señora Armida.
Y así, cada tumba vive su propia historia, mientras los deudos de los fallecidos y otras personas que se emplean lijando y pintando los cercos de las tumbas, aseándolas, retirando basura y maleza alrededor y en los pasillos, al tiempo que los vendedores de flores ofrecen sus productos a los numerosos visitantes que llegan al panteón este Día de Muertos.
