Guasave, Sinaloa. El consumo de alcohol entre menores de edad está alcanzando niveles alarmantes en Guasave, donde la falta de supervisión de parte de los padres y la fácil disponibilidad de bebidas alcohólicas contribuyen a la normalización de esta problemática, según declaraciones de Julio César González Rochin, médico responsable del área de tratamiento en el Centro de Integración Juvenil (CIJ) de la región.
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“Desde los 12 años los adolescentes inician con un consumo experimental, frecuentemente acompañados por amigos, y sin que se les solicite credencial de elector al momento de adquirir alcohol”, detalló el especialista durante la conferencia “Consumo de alcohol con perspectiva de género”.
Este patrón de comportamiento refleja una baja percepción de riesgo y una permisividad social preocupante.
El alcohol, clasificado como una droga de inicio junto con el tabaco, provoca efectos inmediatos, como relajación, desinhibición, euforia y disminución en la percepción del peligro. Sin embargo, las consecuencias más graves se observan a largo plazo, incluyendo lagunas mentales, cirrosis hepática e incluso cáncer.
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“Un promedio de 300 a 350 pacientes anuales ingresan al CIJ en Guasave con problemas asociados al consumo de alcohol. De estos, el 60 por ciento son hombres y el 40 por ciento mujeres, aunque las cifras muestran un incremento notable en el consumo femenino”, afirmó González Rochin.
La mayor adherencia al tratamiento por parte de las mujeres es una ventaja significativa, en comparación con los hombres, quienes tienden a abandonar el proceso antes de concluirlo. No obstante, el consumo sigue creciendo entre ambos géneros, empujado por factores como la permisividad parental y la falta de regulación en la venta de alcohol a menores.
El artículo 220 de la legislación mexicana prohíbe tanto el consumo como la venta de alcohol a menores de edad, pero su aplicación parece estar lejos de ser efectiva.
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“Es fundamental que las familias tomen conciencia de los riesgos y que las autoridades refuercen la supervisión de la venta de estas sustancias”, concluyó González Rochín.
El CIJ hace un llamado a padres, educadores y autoridades para trabajar en conjunto y detener esta tendencia que pone en riesgo la salud física y emocional de los adolescentes.