Guasave, Sinaloa. Su voz se quiebra y sus ojos se llenan de lágrimas, hace esfuerzos para seguir narrando, pero la depresión y la impotencia a sus 88 años lo hacen presa. Don Santana ha vivido más de seis décadas en las riberas del río Sinaloa y este domingo los arrastres a causa de “Ileana” provocaron inundaciones que afectaron su vivienda, en la que habita junto a su esposa Lourdes de 92 años.
Te puede interesar: No alcanzaron a salvar pertenencias, lo perdieron todo: el caso de María Isabel y María Cecilia
Su hogar, ubicado en una zona propensa a inundaciones, quedó sumergida. Relató con tristeza cómo el agua comenzó a invadir la habitación alrededor de las 10 de la noche, alcanzando niveles alarmantes.
“El agua subió como un volcán, parecía que la habían vaciado de un tirón”, comentó el adulto mayor, describiendo la velocidad con la que las lluvias llenaron su hogar. “Me subieron con trabajos, estaba arriba de mi casa, sentado viendo cómo todo se inundaba, hasta ahorita bajé”.
A pesar de su avanzada edad, ambos se encontraban solos.
“Me agarré de una lona y mi hija me subió al segundo piso, si no, nos hubiéramos quedado atrapados”, añadió con voz quebrada, agradeciendo que lograron salvarse al refugiarse en la planta alta.
Santana también expresó su frustración hacia las autoridades locales. “Ni agua nos han traído los del gobierno. Puras promesas se volvieron”, lamentó, señalando que, hasta ese momento, no habían recibido ayuda alguna. “Estamos aquí de hora en hora esperando a que alguien venga, pero nadie se ha asomado”.
Debes leer: Sin aviso y en minutos: la familia Bernal lo perdió todo tras desbordamiento del río Sinaloa en Guasave
La desesperación de Santana lo ha llevó a contemplar la demolición de su hogar, ya que teme que nuevas lluvias agraven aún más la situación. “Voy a tumbar la casa. La voy a tumbar y meter un tractor”, aseguró, consciente de que no puede seguir viviendo en esas condiciones. “Aquí he estado más de 60 años, pero ya no puedo más. Cada vez que llueve mucho, lo mismo. Esta vez fue peor, hasta me subieron con trabajos”.
Al preguntarle cómo se dio cuenta de que el agua empezaba a entrar, Santana relató que fue su hija quien, al observar la rapidez con la que el nivel del agua subía, lo ayudó a subir al segundo piso. “Mi hija siempre está pendiente de mí, cuando llueve mucho, me jala para arriba. Allá me tiene sentado mientras todo se inunda. Estoy muy agradecido con ella”.
Te sugerimos leer: Sin condiciones para el retorno de familias albergadas en refugios; nivel del río Sinaloa baja 1 metro
Esta no es la primera vez que Santana enfrenta una inundación de tal magnitud.
“Ya se había metido el agua muchas veces antes, pero nunca así. Antes tenía una casita en Tejabán, la hice con mis ahorros y luego construimos la planta de arriba. Eso es lo que me salvó esta vez”, compartió.
A pesar de su avanzada edad y las dificultades para moverse, el adulto mayor sigue resistiendo, aunque con la amarga sensación de haber sido olvidado.
“Del gobierno nadie vino a vigilarnos. Ni los bomberos ni nadie. Y ahora que ya todo pasó, sólo vienen a dar despensas en otras calles, pero a nosotros, nada”, expresó con resignación.
Sigue leyendo: “El agua nos llegó por sorpresa”: Inundaciones en la ribera del río Sinaloa dejan a familias afectadas
El caso de Santana y su compañera Lourdes es solo uno de los muchos que han surgido tras las fuertes lluvias que afectaron a varias comunidades de la región.
“Ni agua tenemos. ¿Qué vamos a hacer?”, se preguntaba mientras hacía esfuerzos por completar media jarra de agua potable para tomarla.