Sinaloa. Sinaloa enfrenta uno de los escenarios hídricos más críticos de su historia reciente. A tan solo unas semanas del inicio del ciclo agrícola primavera-verano las presas del estado se encuentran al 7.3 por ciento de su capacidad de almacenamiento, un nivel que no se había registrado en al menos los últimos 30 años, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) al 16 de abril de 2025.
El comparativo interanual es alarmante: mientras en la misma fecha de 2024 se contaba con mil 982.3 millones de metros cúbicos (mm³), equivalentes al 12.5 por ciento de la capacidad total, este año el volumen es de apenas mil 147.4 mm³, lo que representa una disminución del 42 por ciento en tan solo 12 meses.
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Lo más preocupante es que a pesar de este panorama de emergencia la extracción de agua continúa. Tan solo en las últimas 24 horas las presas de Sinaloa perdieron 7.4 m³ adicionales, lo que agudiza la incertidumbre sobre el abasto para consumo humano, agrícola y ganadero.
Ante este escenario el gobernador del Estado solicitó de manera formal la declaratoria de emergencia por sequía, petición que fue respaldada de forma unánime por los diputados del Congreso Local. Sin embargo, aún no se implementan acciones contundentes para frenar el uso del recurso hídrico y el desfase en la atención federal mantienen a los sectores productivos y a las comunidades rurales en una situación de alta vulnerabilidad, dijo el analista hidroagrícola, Samuel Sarmiento.
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La gráfica más reciente elaborada por la Conagua evidencia el grado de agotamiento de los embalses. Presas estratégicas como la Luis Donaldo Colosio (Huites), Guillermo Blake Aguilar (El Sabinal) y José López Portillo (Comedero) operan por debajo del 15 por ciento de su capacidad, mientras que la presa Santa María y la Picachos muestran niveles considerablemente más altos (66.8 por ciento y 84.7 por ciento respectivamente), aunque se trata de cuerpos de agua más recientes y con menor demanda agrícola.
El impacto en el sector agroalimentario podría ser devastador si las lluvias no se presentan en las próximas semanas, dijo. Organizaciones de productores ya alertan sobre la posibilidad de reducciones drásticas en las siembras, pérdida de cultivos establecidos y afectaciones a la ganadería. Además, se anticipa que podría haber conflictos por el agua entre usuarios agrícolas y urbanos si no se regulan con mayor firmeza las extracciones.
En medio de la crisis, voces ciudadanas y de especialistas coinciden en la necesidad urgente de implementar medidas estructurales que incluyan tecnificación del riego, reordenamiento del uso agrícola del agua, campañas de concientización y fortalecimiento del monitoreo hidrológico, con el fin de evitar que esta situación se convierta en una constante en los próximos años.