Culiacán.- Las sequías son un fenómeno cíclico que afecta al territorio mexicano de forma recurrente, principalmente al centro y norte del país, sin embargo, estas se han ido intensificando en los años recientes por fenómenos climatológicos y actividades como la deforestación y urbanización.
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La sequía actual está provocando afectaciones en casi tres cuartas partes del territorio nacional (74.58 por ciento), donde se registra alguna condición seca, entre las cuales se encuentran 16 estados que ya tienen afectaciones en el 100 por ciento de su territorio, lo que amenaza a la producción agrícola y pecuaria nacional.
Lo anterior lo advirtió el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), Luis Eduardo González Cepeda, luego de señalar que, según especialistas, México, país de la agricultura (de riego y temporal), es fuente de empleo e ingreso económico, por lo que las sequías representan una amenaza que puede generar desajustes en la economía regional y nacional.
Resaltó que actualmente la temporada de estiaje ya comenzó en nuestro país, sin embargo, desde hace tres años se han registrado condiciones meteorológicas que agravan la situación.
Asimismo, recordó que, en julio de 2022, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, publicó en el Diario Oficial de la Federación, el acuerdo por inicio de emergencia de sequía severa, extrema o excepcional en cuencas, debido a que más del 23 por ciento de municipios del país tuvieron falta de lluvias.
De esta forma, mencionó que los primeros meses de 2023 no son alentadores y a esto se suma que apenas inicia la temporada de calor, según investigaciones del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) México se ha vuelto más cálido desde la década de los años 60 del siglo pasado.
Aseveró que, las temperaturas promedio a nivel nacional aumentaron en 0.85 grados Celsius y las temperaturas invernales en 1.3ºC; se ha reducido la cantidad de días más frescos desde los años sesenta y hay más noches cálidas, además de que la precipitación pluvial ha disminuido en la región sureste desde hace medio siglo.
Por ello, dijo, se tiene que impulsar la agricultura de conservación, la cual se basa en la mínima movilización del suelo, generar una cobertura permanente con material vegetal vivo o muerto y diversificar cultivos mediante rotación o cultivos intercalados, según el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Asimismo, explicó, hay que combatir la quimiofobia en el sector agrícola, entendida como el miedo irracional al uso de agroquímicos como el herbicida denominado glifosato, el cual se ha demostrado que es inofensivo para la salud humana y es un producto que contribuye a que los suelos conserven niveles de agua y humedad, con lo que se evitan escorrentías y reduce la necesidad de riegos.
Lo anterior, no sólo beneficia a los agricultores, ya que el vital líquido que no sea usado por la agricultura podría ser destinada a otros rubros, ya que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refiere que, en México, 76% del agua se utiliza en la agricultura; 14%, en el abastecimiento público; 5%, en las termoeléctricas; y 5% en la industria.
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Por ello, puntualizó que es importante dejar de lado las visiones que se basan en miedos irracionales o en ideologías caducas que sólo están deteniendo el desarrollo del campo y que nos pueden encaminar a una crisis alimentaria como no se ha visto en nuestro país.