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El Fuerte, Sin.- Las horas se hicieron largas, los minutos se estiraron y parecían durar mucho más de lo habitual para los familiares y amigos de Itzel, que acudieron ante la peor noticia que se puede recibir, la muerte de un ser querido que se prolongó además, por la burocracia con la que a diario se enfrentan miles de víctimas en México.
Tuvieron que pasar casi 14 horas llenas de angustia e impotencia, de preguntas sin respuestas y de un dolor que contagió a los presentes que intentaron animar a la familia de la joven de 21 años, pero en casos como este, esa tarea resulta poco menos que imposible.
La madrugada se iluminó con decenas de velas que amigos, familiares y vecinos de El Fuerte llevaron en un acto de esperanza, a la afueras del domicilio ubicado en la calle Ignacio Zaragoza casi esquina con Ángel Flores, mientras que un policía, armado de valor para enfrentar a la multitud, intenta explicar a los presentes que se está haciendo lo posible para agilizar el caso y confirmar lo ya confirmado, que Itzel yacía dentro, sin vida.
¿Pero como van a entender? Si la niña, su niña, está tirada inerte, dentro de la casa frente a ellos, apenas a unos metros y no pueden entrar a verla. Tan cerca y tan lejos, y tener que evitar las ganas de correr y rasgar ellos mismos la tierra para recuperar a la joven.
Sugerido: Pasaron 14 horas para que el cuerpo de Itzel pudiera ser recuperado de una casa en El Fuerte
“El tiempo es relativo” dijo Albert Einstein en su teoría más conocida y este miércoles eso quedó confirmado. Hubo tiempo para una marcha, para encender velas para gritar consignas con impotencia y que nadie estuviera tranquilo en uno de los Pueblos Mágicos más importantes de Sinaloa.
La familia de Itzel comprobó que a veces, las horas se vuelven más largas y que hay esperas que se vuelven interminables cuando las trabas burocráticas se enfatizan por un sistema de justicia que a pesar de tener hechos comprobados, queda limitado para no entorpecer, y para evitar que luego, los responsables queden en libertad.
Itzel había llegado desde Chinobampo donde tenía su domicilio, puntual como siempre, a trabajar a la estética Fabiola; y luego no se supo ella. Sus compañeras llegaron y al no encontrarla comenzaron a indagar qué había sucedido.
Fue al checar las cámaras de seguridad que vigilan un inmueble aledaño, como se pudo ver que un hombre de 33 años identificado como Nahum, la metió aparentemente a la fuerza a un domicilio contiguo del cual Itzel nunca salió con vida.
Pasaron 14 horas para que la orden de cateo llegara, horas en las que se realizó una marcha, en el se gritaron consignas y en el que el hermetismo imperó; horas en los que la familia de Itzel debió detener su desespero, ahogar sus palabras y al igual que las decenas de personas que los acompañaban, sólo observar, esperar y ver, al final, que Itzel estaba ahí, pero si vida había sigo cortada de tajo, cuando ella lo único que quería era salir adelante como miles de mujeres lo hacen en México y se topan con personas que sólo quieren hacerles daño.