El año pasado Bryce Brenz les conectó tres cuadrangulares en un partido a los Tomateros de Culiacán. El estadounidense pasó a la historia del circuito aquella noche del 26 de octubre como el jugador número 35 en disparar tres palos de vuelta entera, pero se registraba como la hazaña 37 ya que Bubba Smith y Luis Alfonso Cruz lo hicieron en par de ocasiones.
Un año y dos meses más tarde Ramón Urías se agregaba a tan extensa lista de cañoneros sin ser realmente un hombre reconocido por su poder. El infield de los Cañeros de Los Mochis, un caso extraño en la Mex-Pac por su posición en el campo (short stop) y en el orden al (cuarto tolete), atacó al pitcheo de los Yaquis para vivir una noche mágica atestiguada por 5,232 aficionados.
Ramón es el octavo miembro de esa franquicia que consigue tal hazaña y el primero desde que Brian Burgamy se despachara con la cuchara grande el 21 de noviembre del 2013, curiosamente contra los mismos Yaquis que ha sido el equipo más vapuleado en ese renglón con un noveno juego de tres jonrones.
Pero los tres cuadrangulares de Urías sirvieron no solamente para adherirse de manera personal a tan importante lista y hazaña, sino también para que los Cañeros cortaran una cadena de 18 juegos consecutivos sin victoria para su pitcheo abridor. Los verdes fueron el equipo con más baja puntuación al término de la primera vuelta, y eso les complica su situación para una segunda mitad en la que su juego tendrá que ser casi perfecto si quieren calificar.
¿Serían sus abridores o los relevistas la causa? Basta con mirar hacia atrás y detenernos el 6 de noviembre solo para indicar que ese fue el último día que uno de sus abridores se agenció una victoria. Aquella noche Luis Pérez cinceló soberbio trabajo de 3 hits y una carrera en 5 innings ante los Mayos de Navojoa.
Después de aquel encuentro nadie más agregó dígitos a sus números personales hasta que Santiago Gutiérrez se hizo del triunfo la noche del miércoles donde Ramón Urías fue la estrella en el firmamento. Era apenas la tercera salida de Santiago como abridor, por cierto, las dos anteriores de magnífica calidad con solo par de hits en cada una de ellas.
NUMERITOS. No resulta nada interesante ver en la Liga Mexicana del Pacífico promedios muy bajos de bateo, como tampoco muy altos en efectividad. Y es que desde que se optó por abandonar el 2.7 turnos por partido, en el caso de los bateadores, y del 0.8 inning a una entrada completa por juego disputado en el caso de los lanzadores, la lista de elementos en “zona de clasificación” es cada vez más corta.
En pitcheo muchos lanzadores penden sobre hilos muy delgados. Lo mismo pueden amanecer un día en el top ten como fuera del mismo a causa de no reunir el número de innings laborados. Eso permite además que entre los diez primeros de la lista aparezcan promedios arriba de los 4.00 como los de Will Oliver (Charros) y Yoanis Quiala (Cañeros) con sus 4.57 y 4.87 de efectividad más para esconderlos que para presumirlos.
Tengo conocimientos de que la Liga ha insistido ante la empresa responsable de dichas estadísticas que retomen el criterio anterior (2.7 en bateo y 0.8 en pitcheo), pero que han sido escuchados pero sin una respuesta al respecto. Se dice que la próxima semana podría validarse, y entonces se abrirán las puertas para mejores promedios en ambos rubros como los de Juan Pablo Oramas (1.57), James Russell (3.31), Konner Wade (2.43) y Frankie de la Cruz (3.75), cuyos elementos reunirían el mínimo de inning con el criterio anterior.
