No se pueden echar por la borda las dudas y la desconfianza por el comportamiento de los medios en el manejo de información que, de acuerdo a la acepción original, debe ser la socialmente relevante.
Es mucho lo que falta por avanzar en nuestro país (estados y municipios) al respecto y los excesos, lamentablemente, siguen estando a la orden del día.
Y en ese, como tiene que llegar a ser en todos los casos, se precisa construir una nueva cultura con base en un sustantivo desarrollo de la civilidad.
En tanto se recorre ese trayecto, el recurso de la responsabilidad compartida parece ser lo más apropiado para regular formas de trato, establecer los necesarios límites y proveer la civilidad necesaria. No hay de otra.
PÚBLICO Y PRIVADO
El análisis de los casos es necesario y es parte del ejercicio que los medios tienen a su cargo, en la perspectiva del periodismo como función social con base en el interés general.
La tradicional mentalidad empresarial llevada al extremo, la lógica de la ganancia y el interés privado por encima de todo, se contrapone al sentido social que los medios debieran tener, colocando el interés general de la población sobre el particular de personas o grupos.
Con todo y leyes y comisiones, los obstáculos ligados a la controversia básica deben ser examinados para mejor entender e implementar medidas que salgan al paso de las desviaciones.
EN LAS MULAS DE MI COMPADRE
A otra cosa: en el ámbito de la política mexicana, y también en la llamada “opinión pública”, las adhesiones o rechazos responden al momento político y los intereses de parte, aunque se niegue o se matice.
Por otra parte (y es un aspecto que suele marginar la crítica coyuntural) como el poder se concentra en grupos de interés, el fracaso o el éxito de una gestión (que desde luego es un asunto de óptica) se reduce a la actuación de la figura central.
Así, los grandes males del presidencialismo son imputables al Ejecutivo en turno y nada más. Se olvida que hay responsabilidades y corresponsabilidades, con diferencias de grado, por supuesto, pero que están ahí.
FUGA DE CAPITALES
Pues sí, es la mitad de lo que se transfería en el prianiato, pero de enero de 2018 a marzo de este año, lo que va de la administración de AMLO, empresas y particulares mexicanos han sacado del país, y depositado en bancos extranjeros, 34 mil 257 millones de dólares, según el reporte oficial.
Aunque antes era el doble, sigue siendo mucho, muchísimo dinero a costa de los trabajadores mexicanos.
Ese dinero lo han ganado aquí pero en lugar de invertirlo, crear fuentes de empleo y promover el crecimiento económico, prefieren llevarlo a otras partes y, en muchos casos, si no la mayoría, a “paraísos fiscales” para evadir al fisco mexicano.
Que es por la inseguridad, dicen, la que no sufrieron cuando obtuvieron sus grandes ganancias, en muchos casos de forma leonina.
Y a ver hasta cuándo.
EN EL TINTERO
-Aprobaron, en Estados Unidos, algunas tibias restricciones a la compra de armas de alto poder, que todavía puede adquirir cualquiera, sin mayores restricciones. Son medidas a todas luces insuficientes. Se verá.
-Rara vez el centro (en muchos sentidos este país sigue siendo centralista) atiende las señales que se dan en las entidades, pero le sería muy conveniente a Morena aprender de lo que ha sucedido en Culiacán, con el desafuero del alcalde. Designar, prácticamente nombrar sin mayor cuidado, acarrea consecuencias.
-En Ucrania, los rusos están combatiendo contra un ejército equipado por la OTAN y, particularmente, por Estados Unidos. Las cuentas para el llamado “occidente” manipulado por los estadounidenses están saliendo mal. ([email protected]).
