Culiacán, Sinaloa.- Formalmente los partidos representan a una parte, precisamente, de la sociedad. Su existencia se justifica cuando defienden principios y presentan una oferta política diferenciada (de los demás partidos) a la ciudadanía para que ésta decida entre partes diversas, para que el electorado pueda discernir entre opciones distintas.
Si las diferencias no se expresan en los hechos, si las controversias están limitadas a la forma, sin pasar de la superficie; si en la práctica se conducen casi de la misma manera, entonces la función social de los partidos se relativiza, cuando no se difumina.
Sucede, entonces, que la ciudadanía cubre onerosos costos de una democracia formal, sosteniendo a partes indiferenciadas en lo fundamental y, por derivación, manteniendo a una clase política burocrática que hace modus vivendi del mero discurso y la pose declarativa.
Y es lo que pasa en México con la estrambótica alianza entre el PRI, el PAN y lo que queda del PRD.
VOLVER AL PASADO
Las oposiciones se entienden, y son necesarias, cuando las propuestas y alternativas desde los partidos son auténticas y con derecho se proponen convencer a la mayoría del electorado.
Si no es así, se pierde la credibilidad de manera acelerada y más temprano que tarde, la ciudadanía se da cuenta de que en tales oposiciones no hay más que la descarnada ambición material.
La cuestión, así las cosas, es: ¿Qué hace posible esa situación, cuando partidos otrora enfrentados radicalmente, ahora sin opciones reales de cambio, sin diferencias de fondo y sin voluntades emergentes ante lo establecido, pretenden engañar una vez más?
Sin revelar una alianza que en realidad es añeja y fue advertida tiempo ha, ya experimentaron con el gobierno foxista, el de la falsa alternancia de fondo, que naturalmente fue incapaz de trascender, pero bien sirvió a los intereses de la oligarquía mexicana.
QUE SEA COMO CAIGA
Otra vertiente apunta a las prácticas rufianescas, las formas perversas de la llamada “real politik”, es decir, la política al margen de la ética, que siempre ha caracterizado el quehacer partidario y de gobierno del hoy llamado prianrredismo.
Hay más razones pero, desde luego, la corresponsabilidad ciudadana, si les siguen la corriente (aunque hoy por hoy es mínimo ese seguimiento) en ningún caso se puede marginar.
Seguirán haciendo su lucha, contando con evidentes complicidades y pagando campañas en contra del actual gobierno.
La historia, sin embargo, es el más poderoso argumento para su descalificación.
EN SU PARAÍSO
Los grandes ricos del mundo han hecho boyante a la banca suiza, presta a cubrir sus sinvergüenzadas. Pero no solo, también están las Bahamas, las Islas Caimán y otros “paraísos fiscales”, donde el capital leonino guarda sus “ganancias”.
En esos lugares obtienen, además, jugosos intereses y no pagan impuestos en su país de origen, donde tampoco invierten.
Muchos grandes ricos mexicanos son clientes de esos “paraísos fiscales” donde depositan lo que ganan gracias a los bajos salarios que pagan y la casi ausencia de prestaciones, en su trato con los trabajadores.
Y TAMBIÉN AQUÍ
No hay sorpresa, ya que la práctica de sacar las ganancias de México, una vez convertidas en dólares, está más difundida de lo que se cree, incluso entre pequeños y medianos empresarios.
Para no ir muy lejos, varios de Culiacán llevan sistemáticamente sus ganancias a Tucson, Phoenix, Los Ángeles y Orlando, que son los puntos de depósito más socorridos en el plano local.
Que lo hacen por “precaución”, dicen, para evitar los soponcios de una eventual inestabilidad política. Lo hacían antes y lo hacen ahora, en una tendencia que va en aumento.
EN EL TINTERO
-En el “Foro de Davos”: palabrería, simulación e hipocresía del gran capital. Y nada más.
-El drama migrante empieza en los países de origen, con gobiernos ineficientes y de común corruptos, incapaces de generar condiciones dignas de vida. ([email protected]).