Todos los reflectores apuntan siempre hacia un boxeador ya consagrado. Eso no es de ahora, sino de siempre en nuestro país y tal vez en otras partes del mundo. El gran campeón mexicano Julio César Chávez y un gran número más no estuvieron exentos de esta situación.
A Chávez lo conoció todo México la noche en que vapuleó al favorito Mario “Azabache” Martínez en Los Ángeles aquel septiembre de 1984. Antes de ese combate, nadie –excepto la afición de Sinaloa y Baja California- sabía que existía un pugilista con características increíbles, y que con el paso del tiempo se colocaría la corona de rey de reyes.
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Chávez llegó a su cita con Martínez presentando extraordinarias credenciales en su palmaré, pero aun así resultaba un auténtico desconocido para el resto del país, incluso, para los mismos cronistas como Sonny Alarcón, quien esa noche quedó sorprendido por las facultades de Julio César, al grado de señalar que el “Azabache” estaba frente a un “león rasurado”.
Las televisoras y la prensa nacional tienen sus ojos en peleadores ya de élite, como el “Canelo” Álvarez, Jaime Munguía y una larga lista de etcétera, etcétera. Pero antes de que todos ellos se convirtieran en las nuevas caras del boxeo en México, muy pocos sabían de su existencia.
Tal es el caso de Eduardo “Sugar” Núñez, un peleador nacido en El Fuerte, y que bajo la tutela de la familia Montiel, que son sinónimos y referentes del boxeo mundial, ha forjado una brillante carrera que lo tiene muy cerca de cristalizar su sueño de ser campeón del mundo sin que esos reflectores volteen hacia él como realmente lo merece. Lo considero el boxeador del futuro y próxima estrella en puerta.
Actualmente no existe otro boxeador en México con el palmaré tan exitoso y envidiable del “Sugar”: un total de 28 peleas con 27 triunfos y ¡todos ganados por la vía del nocaut!, o tal vez si pulula por algún rincón del país sin llamar la atención como lo que sucede con Eduardo.
Es impresionante la pegada de este joven, cuyos puños están impregnados de cloroformo puro. Son contados con los dedos de una mano –y hasta sobran- los rivales a los que ha terminado aniquilándo en el último asalto. Así de paralizante es su inmenso poder de puños, que no cualquiera se atreve a desafiarlo.
Núñez ya ganó una eliminatoria para disputar el título mundial superpluma, pero la oportunidad todavía no ha llegado y no sabemos las razones. Por lo pronto tiene que mantenerse activo y el 31 de este mes cruzará la frontera para pelear en Carson, California, contra el colombiano Miguel Marriaga en un combate de preparación, esperando que la ansiada contienda titular no se prolongue más y que pueda llegar en este mismo 2024, porque el padre tiempo juega un papel muy importante, y más en un peleador que como Eduardo ya roza los 27 años.
Su triunfo eliminatorio lo puso en el camino de Anthony Cacace, campeón de la FIB. Y en estos momentos los otros monarcas de esa división son Emmanuel Navarrete (OMB), Lamont Roach (AMB), Robson Conceicao (CMB) y un interino en el caso de Oscar Valdez (CMB). ¿Y saben qué? apuesto doble contra sencillo, a que a cualquiera de ellos los vence.
