El boxeo mexicano ha sufrido fuertes tropiezos en el terreno profesional de febrero a la fecha en este 2024. A cuatro monarcas mundiales les fueron arrebatados sus coronas, mientras que uno más falló en un temerario intento de ceñirse el cinturón frente al verdadero mejor boxeador libra por libra del momento, el japonés Naoya Inoue.
Pero el aficionado azteca se olvidó por completo de esos fracasos con la brillante actuación del mazatleco Marco Alonso Verde, quien hizo vibrar hasta los más escépticos al ganar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos, una de las tres de valor color y valor con que regresó nuestra delegación de París, Francia.
Las derrotas de los cinco guerreros mexicanos tienen un motivo, una razón y suficientes argumentos. Digamos que, en ese tiempo, el “zoológico azteca” sufrió duros golpes que nos obligan a reflexionar y reconocer, que, en algunos casos, a veces se alcanza la gloria casi por accidente y no por recursos.
Por ejemplo, en febrero, Adrián “Gatito” Curiel fue sorprendido por el sudafricano Sivenathi Nontshinga, aplicándole un nocaut técnico ante su propia gente. La batalla fue en Oaxaca, donde se pensaba que el felino se iba a lucir por las pobres credenciales que presentaba el retador.
Curiel no fue ni la sombra del boxeador que conocíamos antes de este encuentro, y su cinturón minimosca de la FIB terminó volando a tierras africanas, dejando al mexicano con muchas dudas en todos los sentidos, desde su preparación hasta y la forma, dicen, como subestimó al adversario.
Casi tres meses después, el tijuanense Luis “Pantera” Nery viajó hasta el lejano oriente con la misión (imposible y pronosticada) de destronar al monstruo Naoya Inoue quien necesitó de seis asaltos para aniquilarlo de manera espectacular.
Nery había hablado demasiado, al muy puro estilo de los puertorriqueños, y terminó llevándose una dolorosa derrota que lo hizo bajarse de esa nube en la que flotaba. Sus posibilidades de vencer al campeón indiscutido de los pesos supergallos eran muy pobres, dejando ver, además, muchas carencias técnicas.
El segundo monarca destronado fue Juan Francisco “Gallo” Estrada, al que Jesse Rodríguez noqueó para arrebatarle el cinturón supermosca del CMB y el “The Ring, en junio. Coincido con los eruditos del boxeo, cuando apuntaron que la edad (34 años) le podría estar comenzando a cobrar factura.
Estrada pidió esa misma noche la revancha de manera directa, porque reconoció que “se equivocó” en la estrategia. Sin embargo, siendo más analíticos y realistas, debemos tomar en cuenta que la principal causa puede ser, además de la edad, las “pocas plumas” que le quedan como pugilista para ese nivel.
El revés más sorpresivo para muchos fue el de Isaac “Pitbull” Cruz, quien fue superado por el “Rayo” Valenzuela, de origen sinaloense, mediante una decisión dividida que para muchos fue más clara. Lo cité en mi anterior entrega, que la verdadera causa de esa derrota fue sus pocos argumentos boxísticos y técnicos, cuando se busca depender solamente de la pegada.
Cruz le entregó a Valenzuela el cinturón superligero de la AMB y emuló al “Gallo” pidiendo, minutos después de terminado el combate, una revancha que hasta el momento desconocemos si la recibirá.
Y con diferencia de una semana apenas entre el revés de Cruz y el “Venado” Luis Alberto López, éste último fue cazado por el mexicano-americano Angelo Leo el pasado sábado, exhibiendo lo que muchos sabían pero que se negaban a reconocer –hasta el mismo campeón- que es la falta completa del arte boxístico que caracteriza a los mexicanos.