Marco Verde ha convertido el bronce en plata con su espectacular actuación de este martes en París, imponiéndose al británico Lewis Richardson. Pero el molde de fundición no ha sido retirado del fuego, porque el viernes próximo podría necesitarlo de nuevo, para transformar la plata en un oro histórico para Sinaloa, que por primera vez ha visto a un pugilista nativo de esta tierra conquistar una presea olímpica en boxeo.
Su victoria acabó con 40 años consecutivos en los que a México se le negó una medalla plateada, desde que Héctor López ganó segundo lugar en los Juegos de Los Ángeles 84.
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Ahora el próximo viernes, el mazatleco podría ponerle fin a otra prolongada sequía: ganar el oro –que sería el tercero para el país en su historia- y emular a Ricardo Delgado y Antonio Roldán, que en las Olimpiadas celebradas en suelo azteca ganaron el preciado metal en las divisiones de 51 y 57 kilogramos, de manera respectiva.
Verde paralizó al país completo con este combate y triunfo. Pero no quiero imaginar cómo estaremos todos los mexicanos el viernes cuando busque la presea del metal más preciado.
Los sinaloenses vamos a volver a vivir, ahora con Verde, momentos de tensión y de nerviosismo como los tuvimos con María del Rosario Espinoza en aquella madrugada del 23 de agosto del 2008 en Pekín, cuando hizo explotar de júbilo no solo a La Brecha, tampoco a Guasave y Sinaloa, sino a México entero, al alcanzar la medalla de oro en taekwondo.
Marco está haciendo lo que intentaron, pero no pudieron, Guadalupe Cebreros, Genaro León, Edgar Ruiz y su padre Manuel Verde, cuatro sinaloenses que anteriormente participaron en Juegos Olímpicos: subir al podio.
Pero pase lo que pase el viernes, ya hay una misión cumplida y un objetivo alcanzado, ese que también pudo haber sido abrazado por quienes fueron sus compañeros de generación en el CARB, como Francisco López, Jesús Aréchiga, Luis Araujo y Francisco Armenta, que tenían el talento para asistir a una fiesta cuatrienal, pero a los que les ganó la ansiedad de amasar dinero.
Verde transformó además su recompensa económica, que pasó de un millón a 2 millones de pesos, porque esa cantidad se les otorgará a los ganadores de plata. Y todavía hay manera de elevarla.
Este triunfo, además, ya le ha asegurado otra victoria, y de eso no me queda la menor duda: el Premio Estatal del Deporte en noviembre próximo.
Cuestión de esperar la convocatoria y el resultado.