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¿Otra vez el caso Colosio?

Culiacán del caos vial irremediable

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Hoy se cumplen 29 años del asesinato del entonces candidato del PRI a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en la colonia Lomas Taurinas, de Tijuana, Baja California.

En el 2000, cuando se cumplieron seis años desde el asesinato de Colosio, se anunció que ese año serían destinados 47 millones de pesos a la investigación considerada inconclusa.

De esa cantidad, 13 millones serían para el pago de salarios del personal bajo el mando del entonces fiscal especial del “caso Colosio”, Luis Raúl González Pérez.

Los otros fiscales especiales previos habían sido: Miguel Montes, Olga Islas de González Mariscal y el inefable Pablo Chapa Bezanilla. Según este último, todos sus antecesores “incurrieron en algunos errores, pero sin dolo alguno”.

Hasta el 2000, en el seguimiento del Caso Colosio habían declarado 150 actores políticos (expresidentes, secretarios de Estado y gobernadores); el expediente constaba de 170 tomos, más de 65 mil fojas y 290 anexos; se habían efectuado 323 dictámenes y 940 investigaciones por parte de la Policía Judicial federal; 538 informes de autoridades; dos mil declaraciones y 528 ampliaciones.

¿Resultados? Oficialmente nada más allá de lo conocido y publicado; el descrédito inevitable de la procuración de justicia en este país; la desconfianza en las instituciones y un contexto kafkiano en donde todo y nada cabe.

PORQUE AQUÍ TODO SE VALE

Según Daniel Aguilar Treviño, homicida confeso de José Francisco Ruiz Massieu, la orden para ejecutar al exsecretario general del PRI fue dada por Carlos Salinas de Gortari.

En carta enviada a un noticiero de la cadena Multivisión, luego de su aprehensión, Aguilar Treviño aseguró que Ruiz Massieu “sabía que la orden de asesinar a Luis Donaldo Colosio fue fraguada en Los Pinos”.

En cualquier país del mundo, una acusación de ese tamaño obliga a un seguimiento exhaustivo. Cosas así no se pasan en un país civilizado, pero sí en México.

El PRIMER ANIVERSARIO

El 23 de marzo de 1995, en el primer aniversario luctuoso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el ya presidente Ernesto Zedillo Ponce de León montó guardia de honor y depositó una ofrenda floral ante el busto erigido en memoria del político sonorense, en el jardín ubicado en Paseo de la Reforma y Anatole France, en la ciudad de México.

Zedillo inició su discurso diciendo: “con irreparable tristeza recordamos hoy a un hombre excepcional. Nos reunimos para evocar y rendir homenaje a Luis Donaldo Colosio Murrieta; nos reunimos comprometidos a preservar su ejemplo de patriotismo y amor a México; nos reunimos para ratificar la fuerza de su legado y la vigencia del rumbo que trazamos con él”.

Y dijo más: “recordamos el temple y la gallardía con que supo realizar su campaña ante la hostilidad y la incomprensión de algunos”.

Y prometió lo que no cumplió: “no descansaremos hasta tener la certeza de que la sociedad entera conoce la verdad”.

Esa certeza todavía no aparece.

Y ZEDILLO ESA VEZ CALLÓ

Casi nueve años después de haber compartido ese ambiente solemne y ritualista, el padre de Luis Donaldo, siendo entonces Senador de la República, Luis Colosio Fernández, pediría la comparecencia de Zedillo en el seguimiento de las investigaciones. Aquella vez nada dijo.

Cuatro Procuradores Generales de la República y cuatro Subprocuradores Especiales se han encargado de la investigación del caso Colosio.

Hoy se cumplen 29 años y más pasarán. A los reclamos que surgen de la incertidumbre, por la ausencia de credibilidad en el aparato de justicia, hay que sumar el uso político coyuntural y cíclico, aunque cada vez más mermado. Pero todavía hay.

Y se habla de reabrir la investigación ¿Para qué?

EN EL TINTERO

-Los afanes intervencionistas del gobierno de Estados Unidos no pararán. Aparte de su vocación guerrerista, cuentan con el apoyo de mexicanos sin escrúpulos que alimentan sus diatribas.

-La expresión del subdesarrollo en las centrales avioneras de Culiacán y de la Ciudad de México. Ambas se merecen ese calificativo. Sus dueños (la tal OMA) y operadores, más que contentos. Además, en todas las aerolíneas cobros tramposos, de equipaje, asiento, fila y etcétera. A ver hasta cuándo.

-Agregar, cierto, la falta de criterio e impreparación del personal de revisión, incluso de educación, carencia que comparten sus jefes y dueños del negocio. Mientras los dejen. ([email protected]).

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Jorge Guillermo Cano

Jorge Guillermo Cano

Columnista

Jorge Guillermo Cano

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