Joey Meneses fue enviado a la triple “A” por los Nacionales de Washington a causa de su bajo rendimiento pese a liderar el departamento de carreras producidas en su club. El sinaloense no estaba teniendo una buena campaña, sus números vinieron a menos, sobre todo en el renglón de cuadrangulares. Su irregularidad tal vez colmó la paciencia del cuerpo técnico que decidió tomar esa decisión.
Lo del mexicano, digamos que ya se veía venir luego de que como pieza de ajedrez lo movían de un lugar a otro en el orden al bat. Se desempeñó más como bateador designado y primera base, pero varias veces “chupó” banca. Digamos que en esas ocasiones los focos rojos se estaban encendiendo para él, y el jueves, después de un juego que su equipo ganó por la mínima de 1-0 a los Mets, el alto mando le habló de frente y lo sentenció a regresar a la triple con el Rochester de donde salió en el 2022 para llegar al mejor béisbol del mundo.
Su descenso no está patentado en el promedio de bateo que dejó el jueves después de cuatro turnos sin hit (231), sino en esa anormalidad de remolcar carreras a la hora buena. Por eso la razón de moverlo constantemente en el orden al bat. Dejó muchos corredores en base, pero, sobre todo, en posición de anotar. Esa fisura le costó algunos triunfos al club.
La cuota de cuadrangulares (apenas 3) no era normal para un jugador que en sus dos primeros años disparaba 13 por temporada. Tampoco sus 65 hits del 2024 tenían punto de comparación con los 168 que registró el año pasado. ¿Qué indica entonces eso? Simplemente que el rendimiento del culichi venía a la baja.
Meneses llegó, para algunos, con mucha edad a las mayores. No se cocía al primer hervor cuando fue ascendido. Pero el hombre llegó con hambre y lo demostró bateando a diestra y siniestra esos dos años, que dicho sea de paso, en nada ayudaron a su organización que se estampó de propia mano la etiqueta de equipo poco competitivo en la Liga Nacional.
Con sus 33 años a cumplirlos el mes próximo, el panorama para el mexicano está un tanto obscuro, a menos que llegue “rompiéndola” (como dicen en el futbol) en el Rochester, que corrija los errores que motivaron su declive y levante la mano, con números, para regresar al equipo grande.
De no suceder así, posiblemente el último turno que tomó el jueves haya sido el último de su carrera en las Grandes Ligas. Su edad juega en su contra.
Joey pudiera ser también material de cambio en este mes en el que varios clubes registran movimientos. Pero sus números no le ayudan. Y si la suerte no le cambia, los Nacionales no se tentarían el corazón para darle las gracias de manera definitiva.
Esperemos que esto último no suceda.
Meneses tenía horas de haberle anunciado a los Tomateros de Culiacán que estaría en el equipo el próximo invierno. Y si contempló hacerlo en diciembre, como sucedió en las últimas dos campañas, con esto es probable que lo tengamos aquí desde la misma noche en que se cante el play ball.
El tiempo lo dirá.