Sobre los Algodoneros de Guasave debe existir una terrible maldición que ya se ha extendido a 52 años su increíble sequía de títulos. El equipo estaba entre los dos grandes favoritos para conquistar la corona en la Liga Mexicana del Pacífico. La mala racha data desde 1972, y de nuevo, el sueño se ha desvanecido, como muchos anteriores más.
Por muy poderosos equipos que armen, los resultados continúan siendo los mismos. No hay fórmula ni antídoto que pueda revertir esto.
Los blanquiazules fueron borrados del mapa ante su propio público, cayendo en un séptimo y decisivo partido ante los Águilas de Mexicali cuando los pronósticos eran otros, por la gran temporada que Oscar Robles y sus pupilos realizaron en esta campaña 2023-24.
La victoria que necesitaban para acceder a la siguiente fase no llegó. El bateo se apagó y su pitcheo abridor no tuvo ese respaldo ofensivo tan crucial en dos encuentros donde se jugaban el trabajo de toda la campaña. Hicieron una carrera en 18 entradas. Así era imposible aspirar al triunfo y a tratar de romper esa maldición que parece no tener fecha de caducidad.
Echemos un vistazo a los números de postemporada de sus principales hombres: Jorge Flores bateando para .273, Yadir Drake con .231 y su cuarto tolete, Jesse Castillo, un pobre .160. Pero aún hay más, como decía Raúl Velasco: Rainel Rosario .182, Orlando Piña .167 y su refuerzo Carlos Sepúlveda un paupérrimo .111.
Drake y Castillo apenas sí les alcanzó para llevar a cuatro compañeros al plato. Ellos encabezaron a su equipo en ese departamento en este playoff. Conectaron solo dos cuadrangulares y salieron del bats de ambos.
No, así no se podía aspirar a más.
REFUERZOS. Los cuatro semifinalistas se fueron por pitcheo abridor y se olvidaron de los otros aporreadores como el propio Jesse Castillo y el sorprendente Bobby Bradley, el bateador que Navojoa eligió de los Sultanes, pero de quien nada valieron los seis cuadrangulares (todos sin gente en base) que establecieron una nueva marca en postemporada.
Esta vez había mucho material para elegir, pero los clubes esperan más de los serpentineros que de un bateador.
En el caso de Culiacán, el inclinarse por Jeff Kinley tiene mucha lógica: se quedaron sin un zurdo abridor con la lesión de Manny Bañuelos. Además, el pitcher algodonero siempre estuvo entre los mejores del circuito en calendario regular y fue bastante efectivo en playoff al ganarle dos juegos a los emplumados.
Un lanzador era el objetivo de los Guindas, pero también de las otras tres novenas. Mazatlán se fue por Luis Fernando Miranda, quien tuvo excelentes actuaciones contra Tomateros.
