Mucho se ha hablado en los últimos días sobre movimientos de plazas en la Liga Mexicana del Pacífico para la próxima temporada. Pero hasta el momento todo queda en especulaciones, nada oficial en tanto la directiva y los clubes involucrados no haga un anuncio oficial.
Que Navojoa y Monterrey emigrarían a Tucson (EU) y Nayarit, respectivamente, son los temas que algunos medios digitales están tocando de manera insistente, como si al concretarse dichas operaciones reciben un beneficio, más allá de pretender “ganar la exclusiva”.
La LMP poco o nada se ha caracterizado por sufrir esos cambios desde que llegó al tope de diez equipos en la década de los 70´s, cuando llegaron los Potros de Tijuana para elevar a doble dígito el número de franquicias. Digamos que esa había sido la última expansión que vivió el circuito, al que con el paso del tiempo le han tratado colgar la suma de otras plazas como La Paz y Tepic.
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La Liga ha conservado la decena de escuadras por muchos años y no existen intenciones –al menos así se ha señalado- de querer rebasar esa cifra.
Pero tampoco nunca ha estado exenta de reducción de franquicias. Tijuana y Guaymas salieron para la 91-92, el primero por señalamientos de competencia desleal y a los Ostioneros por problemas financieros. Ese fue el primer sismo que movió los cimientos del circuito, hasta que en 2014 los dueños de los Algodoneros trasladaron el equipo a Guadalajara.
El retorno de Guasave en el 2019 se dio dentro de una expansión que llevó consigo a Monterrey, pero ahora, luego de seis campañas, surgen precisamente esas especulaciones de que los Sultanes emigran a Nayarit porque su producción económica no ha sido redituable para sus dueños.
En el caso de Navojoa, ha sido una plaza que en ocasiones se muestra como una sede tambaleante por la poca presencia de aficionados. Tal vez esa sea la verdadera razón de que se estén moviendo los hilos y desemboquen en esa posible transición de llegar a una plaza fuera de nuestras fronteras.
Los Mayos fueron fundadores de lo que ahora es la Liga Mexicana del Pacífico y que comenzó como Liga de Sonora allá en 1942, al lado de Hermosillo, Obregón y Guaymas, y sería una gran pérdida para el circuito y la región el que emigre.
Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. Y allí encaja a la perfección Guasave, a cuya afición se le advirtió en repetidas ocasiones que podrían marcharse a otra parte de nuestra geografía si no había esa respuesta de los aficionados que los directivos clamaban.
En Navojoa pudiera suceder lo mismo, si no son capaces de frenar esos rumores que, hasta el momento, son precisamente eso, rumores.
