Al momento

Las mentiras que nos contamos: ¿te estás saboteando sin saberlo?

Aceptar la verdad puede doler, pero vivir una mentira nos lastima más a largo plazo.

Descubre por qué nos mentimos a nosotros mismos, cómo reconocer el autoengaño y qué hacer para vivir con mayor autenticidad y libertad emocional. | Foto: Ilustrativa.

Imagina que te miras al espejo después de semanas evitando tu reflejo. “Estoy bien”, te dices. “No necesito cambiar nada”. Tal vez has justificado la frialdad en tu relación con un “es solo una etapa”, o te has convencido de que ese trabajo que te agota “no es tan malo”. Pero en el fondo, algo dentro de ti no está del todo convencido. Esa sensación incómoda, ese nudo en el estómago que prefieres ignorar, es la verdad intentando abrirse paso entre las mentiras que te cuentas.

El autoengaño es un mecanismo de defensa que usamos sin darnos cuenta para evitar el dolor. Nos protege de emociones como la ansiedad, el miedo, la culpa o la vergüenza, ofreciéndonos una versión más cómoda de la realidad, aunque menos auténtica. Sin embargo, esta aparente protección tiene un costo: nos aleja de quienes realmente somos, nos mantiene atrapados en patrones que nos lastiman y nos impide avanzar. Cuando evitamos enfrentar lo que sentimos o pensamos, permitimos que nuestras propias mentiras tomen el control de nuestras decisiones y emociones.

En este artículo exploraremos las mentiras más comunes que nos contamos, cómo identificarlas y, lo más importante, cómo romper con ellas. Porque aceptar la verdad, por incómoda que sea, es el primer paso hacia una vida más libre y auténtica.

¿Qué pasaría si dejaras de engañarte y enfrentaras la verdad?

¿Por qué nos engañamos? La verdad que no queremos ver

A veces, la verdad es demasiado incómoda para enfrentarla de frente. No importa cuán evidente sea, encontramos maneras de disfrazarla, suavizarla o enterrarla bajo pretextos convincentes. Nos decimos que no estamos listos, que las cosas mejorarán solas o que así es la vida. Pero ¿por qué nos mentimos con tanta facilidad?

El autoengaño no es un simple capricho; es una estrategia de supervivencia psicológica. Nuestra mente, en un intento de protegernos, filtra la realidad y nos ofrece una versión más manejable, aunque no siempre sea la más honesta. Estas son algunas de las razones más comunes por las que caemos en esta trampa mental:

1. Evitar el dolor emocional
Aceptar la verdad a veces duele. Reconocer que una relación ya no funciona, que estamos en un trabajo que nos hace infelices o que hemos fallado en algo importante genera angustia. Para evitar ese malestar, preferimos convencernos de que todo está bien, que el problema no es tan grave. Es más fácil cerrar los ojos que enfrentar lo que realmente sentimos.

2. Proteger nuestra autoestima
Nos cuesta admitir que nos equivocamos o que no somos tan fuertes como queremos creer. Aceptar un error podría hacernos sentir inseguros o inadecuados, así que nuestra mente nos ayuda a reinterpretar los hechos: “No fue mi culpa”, “las cosas simplemente no salieron como esperaba”, “no estaba destinado a ser”. Excusas que nos permiten seguir adelante sin cuestionarnos demasiado.

3. Mantenernos en la zona de confort
El cambio da miedo. Muchas veces sabemos que debemos tomar una decisión difícil, pero la incertidumbre nos paraliza. Si aceptamos que algo debe cambiar, tendremos que actuar, y eso implica salir de nuestra rutina, arriesgarnos o enfrentarnos a lo desconocido. En lugar de eso, nos contamos historias que justifican nuestra inacción: “No es el momento adecuado”, “cuando tenga más dinero lo haré”, “así estoy bien”.

4. Evitar conflictos internos o externos
A veces, admitir la verdad nos obligaría a enfrentar discusiones, rupturas o decisiones difíciles. Para evitar la incomodidad de la confrontación, racionalizamos la situación: “Mi jefe no es tan malo, solo tiene mucho estrés”, “mi pareja me ignora, pero seguro está ocupada”, “no necesito terapia, solo estoy cansado”. Así nos aferramos a una falsa estabilidad, aunque eso signifique quedarnos atrapados en situaciones que nos dañan.

El problema del autoengaño es que, aunque nos ofrece alivio temporal, nos aleja de una vida auténtica. Nos mantiene estancados en relaciones insatisfactorias, trabajos sin sentido y patrones que nos limitan. Pero, ¿y si nos atreviéramos a ver la verdad con claridad? No sería fácil, pero podría ser el primer paso hacia un cambio real.

5. Mentiras comunes que nos decimos (y cómo dejar de creerlas)

Nos contamos historias todos los días. Algunas son inofensivas, como cuando decimos que no estamos tan cansados después de una mala noche de sueño. Otras, en cambio, son más profundas y pueden afectar seriamente nuestra vida. Son esas mentiras que nos repetimos para evitar enfrentar lo que realmente está pasando. A continuación, te presento algunas de las más comunes y cómo reconocerlas antes de que te mantengan atrapado en una realidad que no te hace bien.

“Estoy bien, no me duele”
Negamos nuestras emociones porque nos han enseñado que ser vulnerables es un signo de debilidad. Nos convencemos de que nada nos afecta, de que todo está bajo control, cuando en realidad estamos acumulando tristeza, enojo o frustración. Pero ignorar el dolor no hace que desaparezca; solo lo esconde temporalmente, hasta que un día nos explota en forma de ansiedad, agotamiento o malestar físico.

“Puedo dejarlo cuando quiera”
Desde fumar hasta revisar el teléfono cada minuto, esta mentira es la excusa perfecta para justificar hábitos que, en el fondo, sabemos que nos dañan. Creemos que tenemos el control, cuando en realidad nos cuesta más de lo que admitimos renunciar a aquello que nos hace sentir seguros o alivia nuestra ansiedad. Si realmente puedes dejarlo cuando quieras… ¿por qué no lo has hecho ya?

“No tengo otra opción”
Es la justificación que usamos cuando nos sentimos atrapados en una situación incómoda, pero nos da miedo hacer algo al respecto. Nos convencemos de que no podemos dejar ese trabajo que nos hace infelices, que salir de esa relación sería demasiado complicado, que simplemente la vida es así. La verdad es que siempre hay opciones, aunque no sean fáciles. Pero si nos negamos a verlas, terminamos resignándonos a una vida que no nos satisface.

“Si ignoro el problema, desaparecerá”
Es el equivalente emocional a esconder la basura debajo de la alfombra. Sabemos que hay algo que debemos enfrentar, pero en lugar de hacerlo, preferimos postergarlo, esperando que el tiempo lo resuelva por sí solo. Esto va desde evitar una conversación difícil hasta ignorar señales evidentes de que algo no está bien en nuestra salud, nuestra relación o nuestro estado emocional. Pero el tiempo no soluciona lo que no estamos dispuestos a enfrentar.

“Esto es lo que merezco”
Quizá una de las mentiras más dolorosas, porque nace de una autoestima dañada. Nos convencemos de que no merecemos algo mejor, de que no somos lo suficientemente buenos para recibir amor, éxito o felicidad. Esta creencia nos lleva a conformarnos con menos de lo que realmente queremos, aceptando relaciones tóxicas, trabajos que nos explotan o una vida que no nos hace sentir plenos. Pero la verdad es que merecemos mucho más de lo que nos hemos hecho creer.

¿Te identificaste con alguna de estas mentiras? No te preocupes, todos hemos caído en ellas en algún momento. Lo importante es aprender a reconocerlas y, sobre todo, empezar a cuestionarlas. Porque cuando dejamos de engañarnos, abrimos la puerta a una vida más libre y auténtica.

¿Listo para la verdad? Cómo salir del círculo del autoengaño

Darnos cuenta de que nos hemos estado mintiendo a nosotros mismos no es fácil, pero es el primer paso para recuperar el control de nuestra vida. El autoengaño nos ofrece una comodidad temporal, pero a largo plazo nos mantiene atrapados en situaciones que no nos hacen bien. ¿Cómo romper con este ciclo? Aquí tienes algunas estrategias prácticas para empezar a vivir con mayor honestidad y claridad.

1. Practica la autoobservación
El primer paso para dejar atrás el autoengaño es reconocerlo. ¿Cuáles son las historias que te repites constantemente? ¿En qué momentos justificas lo que, en el fondo, sabes que no está bien? Presta atención a esas situaciones en las que tu mente busca excusas o minimiza problemas. La clave está en ser honesto contigo mismo sin castigarte por ello.

2. Pregúntate: “¿Es esto 100 % cierto?”
Muchas de las mentiras que nos contamos no resisten un análisis objetivo. La próxima vez que te encuentres justificando una decisión o evitando enfrentar algo, detente y pregúntate: ¿Realmente no tengo otra opción? ¿Estoy seguro de que esta es la única manera? Cuestionar nuestros pensamientos nos ayuda a ver la realidad con más claridad y salir de la trampa de la racionalización.

3. Escribe lo que sientes
Llevar un diario emocional puede ser una herramienta poderosa para detectar patrones de autoengaño. Escribir sin filtros sobre lo que te preocupa, te frustra o te duele te permitirá ver con más claridad aquellas verdades que intentas evitar. Muchas veces, plasmar los pensamientos en papel nos ayuda a darnos cuenta de lo que realmente estamos sintiendo.

4. Habla con alguien de confianza
A veces, necesitamos una mirada externa para ver lo que no queremos admitir. Un amigo sincero, un terapeuta o alguien que nos conozca bien puede ayudarnos a identificar esas áreas donde nos estamos autoengañando. La clave es estar dispuesto a escuchar sin ponernos a la defensiva.

5. Acepta la incomodidad
Enfrentar la verdad puede ser difícil, pero vivir en una mentira nos lastima más a largo plazo. Aceptar que algo debe cambiar, que una relación no es lo que pensábamos o que necesitamos tomar una decisión difícil puede generar miedo, pero también es el único camino hacia una vida más auténtica y plena.

Negarnos la verdad solo nos mantiene en el mismo lugar, repitiendo los mismos patrones. Romper con el autoengaño es un acto de valentía que nos permite crecer, sanar y vivir con mayor libertad. Aceptar la verdad puede doler, pero vivir una mentira nos lastima más a largo plazo.

Para terminar

Vivir sin autoengaños no significa que el dolor desaparecerá ni que la vida será más fácil de un día para otro. Significa, más bien, que aprenderás a gestionar tus emociones de manera saludable, sin esconderlas detrás de excusas o historias que te alejan de la realidad. Cuando eres honesto contigo mismo, te das la oportunidad de crecer, sanar y tomar mejores decisiones.

Cada vez que te encuentres justificando una situación que te incomoda, minimizando un problema o evitando una verdad evidente, hazte una pregunta clave: “¿Me estoy contando una mentira?” Puede ser incómodo al principio, pero es el primer paso para romper con los patrones que te limitan y empezar a vivir con más autenticidad.

Si mientras leías este artículo te identificaste con alguna de estas situaciones—ya sea negando tus emociones, justificando hábitos dañinos o evitando tomar decisiones que sabes que son necesarias—quiero recordarte que no tienes que hacerlo solo. Si necesitas ayuda para comprender mejor estos patrones y aprender a enfrentarlos, puedes contactarme a través de mi página de internet www.juanjosediaz.mx o enviarme un mensaje directamente a mi WhatsApp.

Gracias por tomarte el tiempo de leer este artículo. Si crees que este contenido puede ayudar a alguien más, te invito a compartirlo. Ahora que conoces el poder del autoengaño, ¿te atreves a desafiarte a ti mismo y enfrentar la verdad?

Como siempre, te dejo un abrazo
Juan José Díaz

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Juan José Díaz Iribe

Juan José Díaz Iribe

Columnista

Juan José Díaz Iribe

Ver más

Al momento

Suscríbete a nuestro boletín

Para tener la información al momento, suscríbete a nuestro boletín en el tendrás las últimas noticias de Sinaloa, México y el mundo.