Mientras que en otras plazas se ha registrado una gran ausencia de aficionados, no de ahora, sino de campañas anteriores, en Culiacán la directiva guinda se regodea por haber acumulado el mayor número de espectadores durante el mes de octubre (153,659) que comprendieron un total de 10 partidos en esta edición 2022-2023,
El poco apoyo que otros clubes están viviendo en este arranque de temporada en la Liga Mexicana del Pacífico no hay que verlo tan a la ligera. Pero tampoco debe de sorprendernos, porque es algo que ha afectado, principalmente a una plaza como la de Navojoa donde se han registrado números escalofriantes de menos de tres centenas de seguidores en algunos de sus partidos.
Este fenómeno parece ir en crecimiento. A muchos de nosotros nos ha tocado verlo sin necesidad de estar presentes en esas plazas. La trasmisión de todos los partidos pone al desnudo la problemática que vive Navojoa, y por allí otras franquicias como Los Mochis y Ciudad Obregón.
Se podría atribuir a que las estrategias de mercadotecnia no son las correctas, que no sean del agrado del consumidor o están muy arriba del presupuesto económico de las familias, porque en el aspecto deportivo el equipo ha hecho su parte. Sólo así podría tener lógica que, en Navojoa, y disculpen por insistir solo en esa plaza, su inmueble suele mostrar una gran ausencia.
Para ejemplo, sobra y basta recordar que en la campaña anterior (2021-2022) el equipo, bajo la dirección de Matías Carrillo, dominó la primera vuelta con números de 20-12 en ganados y perdidos, y fue segundo en la parte complementaria apenas un juego debajo de los Águilas de Mexicali.
Con todo y temporada dominante, la franquicia cinceló de nuevo una de las asistencias más bajas.
El pasado 13 de octubre Navojoa inauguraba la temporada atestiguada por 10,473 fanáticos presentes en el “Manuel (Ciclón) Echeverría”, pero al día siguiente, apenas 289 aficionados acudieron a presenciar el primer choque de la serie contra los Algodoneros. ¡Increíble pero cierto!
Es difícil pensar en tener entradas al tope, como si fuera una inauguración. En la Liga a algunas plazas parece llamarles más la atención todo lo que engloba lo artístico y cultural de una ceremonia de apertura, que la conclusión de una sequía de nueve meses sin béisbol.
Preocupante también lo que sucede en Obregón. Su inmueble registra bajas entradas, y para colmo, el domingo próximo pasado se jugó con puerta libre para todo el público. Aun así, la asistencia no fue la esperada.
Culiacán en ese rubro se cuece aparte. Sus inauguraciones tienen un sello ya característico de lleno completo, con todo y lo difícil que resulta a veces tener que desembolsar el doble del precio del boleto que cada año abundan más en manos de los revendedores que en las taquillas. Por eso, que no nos extrañe que ahora, y durante varias temporadas, pueda presumir su envidiable número de asistencia.
