Al calendario regular de la Liga Mexicana del Pacífico le restan 15 juegos que son de vida o muerte para cinco equipos que quieren eludir la eliminación. Entre ellos están los Tomateros, que se metieron en esa dinámica por el pobre papel desarrollado en la primera vuelta y porque las cosas no han cambiado de tono en esta parte complementaria.
Junto con los guindas están involucrados los actuales campeones Charros de Jalisco, Sultanes de Monterrey, Mayos de Navojoa, y si por allí nos vamos a los extremos, diremos que también los Águilas de Mexicali.
Ya con boleto en mano están Hermosillo, Los Mochis, Guasave, Mazatlán y unos irreconocibles Yaquis que desde que tomaron la decisión de cambiar de estratega, encontraron el camino que ahora los tiene entre los invitados a las fiestas de enero.
Culiacán y Jalisco son los candidatos a quedar fuera. Imposible haberlo podido pronosticar cuando se cantó el playball en octubre. Venían de disputar la final del torneo pasado y por ende se les consideraba entre los más viables para estar de nueva cuenta en esas instancias.
De hecho, si la temporada hubiese terminado el domingo, ambos se habrían despedido de sus aspiraciones de una final más. Tomateros y Charros hubieran hecho 9 puntos, los mismos que sumarían Sultanes y Mayos, pero de acuerdo con el reglamento, para destrabar ese cuádruple empate se recurriría al average de ganados y perdidos en todo el calendario. Allí ambos la pierden con su .416 (22 G y 31 P) contra el .434 de Navojoa y Monterrey (23 G y 30 P). Ese es el segundo criterio, después del total de puntos.
Pero también en el run average las cosas no están del todo cómodas para guindas y tapatíos. Recurrir a esa regla como tercer punto tampoco pinta bien para ambos. Los Charros son últimos con 81.148 y Culiacán penúltimos con 86.294.
Dicho de otra manera, los dos tendrán que olvidarse de la calculadora y ganar los más juegos posibles en esta recta final, su pena de ver truncado el camino.
A los Tomateros no les ayuda mucho el sexto lugar (5.5 puntos) que ocupan actualmente. Para estar tranquilos en la medida cómo se acerque el final, requieren de al menos el cuarto peldaño, de cuyo casillero están a solo dos juegos de distancia y que ocupan los Águilas de Mexicali, sus rivales en turno.
Digamos que representa, para ambos, una muy buena oportunidad de dar un golpe de autoridad si es que logran ganar la serie por limpia. Si la misma se carga hacia la frontera, sería sacarle cinco juegos de distancia al enemigo faltando 10, y si fuera para los guindas, significa desbancar a los emplumados y colocarse arriba de ellos un juego.
La empresa no es nada fácil, sobre todo por la forma con la que vienen jugando los Tomateros, con sus triunfos intermitentes y una ofensiva que nunca sabes cuando pueda hacer daño.
Lo que es cierto, es que preparémonos para ser testigos de uno de los cierres de campaña más dramáticos que hayamos visto en los últimos años y que pudiera extenderse hasta el último día de competencia.
