Cuba le abrió las puertas al boxeo femenil, del que seguramente surgirá una enorme cantidad de talentos cuyo potencial ensanchará el dominio y la cosecha de medallas de ese país en competencias oficiales. La decisión enriquecerá su historial boxístico, que es muy predominante en su área geográfica.
El boxeo cubano tiene el reconocimiento y el respeto mundial. Su escuela se ha expandido a través de un cúmulo de entrenadores por todo el globo terráqueo, que han sido exitosos y con resultados espectaculares. En México, cada uno de los 32 estados tiene al menos un profesor de boxeo que se ha encargado de elevar la calidad de cientos de deportistas.
Las cubanas son deportistas espectaculares que se han encargado de llevar a la isla una enorme cantidad de preseas en diversas disciplinas como la halterofilia, el voleibol, karate, entre otras. El boxeo no será la excepción, considerando que tienen a los mejores instructores posiblemente de todo el planeta.
Cuba pelea al tú por tú con Estados Unidos por el control y victorias de esta disciplina desde hace décadas. Por eso es la principal potencia entre los países latinoamericanos. Con esta apertura reforzarán las estructuras y seguirán consolidándose como un país auténtico y genuino de forjadores de talentos, en el que muchos de ellos, una vez que abandonan el amateurismo, les ponen un sello muy especial a sus raíces incursionando en el profesionalismo. Conocemos muchos casos y a muchos de ellos.
Así de inmediato, ya han elaborado un programa que fomente esa disciplina con miras a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, como primer paso para los siguientes Juegos Olímpicos, en los que no tendremos duda alguna de que confirmarán su supremacía.
Ellos tienen una forma muy distinta a la de nosotros para trabajar con los talentos y ponerlos a tono. Hablan de abrir centros deportivos estatales, con las puertas abiertas de par en par a todas las mujeres que deseen practicarlo. Y no solamente eso: lo tienen considerado como una materia en el próximo ciclo escolar a través de sus centros de alto rendimiento.
Cuánto diéramos en México por realizar esa tarea sin tener que depender de los entrenadores cubanos. Tenemos capacitadores, pero no al nivel de los isleños. En algunos estados el celo profesional y los bajos presupuestos, los han obligado a abandonar esos centros.
Para muestra, un botón. El ejemplo de lo que sucedió en Sinaloa, cuando la contratación de Juan Fontanills fue un detonante importante, sacando a nuestro estado del vigésimo segundo lugar nacional, a una tercera posición apenas un año después de fundado el Centro de Alto Rendimiento edificado en el sexenio de Mario López Valdez, para desaparecerlo por completo con las siguientes dos administraciones, lo que provocó un fulminante “nocaut” a la escuela que dejó el cubano y al retroceso que sentenciaron a esta disciplina.
Los resultados alcanzados por Sinaloa desde la salida de Fontanills y los sellos de clausura al CDB en Los Mochis, es la prueba más fehaciente.
