México ganó la Liga de Campeones de Concacaf derrotando a Panamá 2-1 el domingo, y de inmediato surgieron voces engañosas de que “seguimos siendo el Gigante del área”. ¿Ustedes lo creen?
Vencer a los panameños por la mínima no marca diferencia y mucho menos debe enorgullecernos, cuando se está superando a una selección que transita más allá del lugar 30 (el 36, para ser más exactos) del ranking de FIFA. Todos sabemos que el balompié de ese país todavía está en proceso de desarrollo.
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Mientras que México ha asistido a varias Copas del Mundo, los canaleros apenas aparecieron en su primer certamen en el 2018 en Rusia, y que para ello consiguieron un sonoro triunfo sobre Costa Rica, perdiendo sus duelos de primera fase con Bélgica, Inglaterra y Túnez. Esa es su corta historia en cuanto a competencias de mayores.
Después de que Estados Unidos fue eliminado sorpresivamente en semifinales por los centroamericanos, México tenía la obligación de ganar y alzar esa copa, pero no sufriendo en la manera como lo hicieron y tampoco por esa jugada tan infantil de un defensor que dio la impresión de cometer el penalti hasta de manera intencional, ya sobre el final del segundo tiempo.
De ese error no tiene la culpa el tricolor, pero sí de su poca efectividad por la gran diferencia de planteles, pues le jugó con varios “europeos” encabezados por un Raúl Jiménez que parece haber recuperado su olfato goleador después de aquel accidente en la cabeza.
Jiménez convirtió los dos goles (el segundo de penalti) para llegar a una cifra histórica que lo instala como el tercer mejor anotador en selecciones con 40. Gracias a Raúl, también se ganó el choque de semifinales con Canadá.
Un grupo como el que convocó Javier Aguirre no fue armado para conseguir triunfos con marcadores tan pobres, cuando se tiene, aparentemente, a los mejores goleadores del momento en las ligas más importantes del planeta, como son el propio Raúl, Santiago Giménez y Quiñones.
Ahora este mismo equipo habrá de trabajar fuerte para asumir la siguiente competencia que es la Copa Oro, si es que el técnico decide mantenerlos o realizar movimientos en una próxima convocatoria.
México estará obligado a ganar ese siguiente certamen, que será el último experimento antes de la Copa Mundial del año próximo, de la cual será sede compartida con Estados Unidos y Canadá.