Otro fracaso más de la selección nacional de futbol, ahora en la Copa América. Pero yo lo llamaría más FRACASATOTE, indignante papel e inmerecido estímulo para una afición que le continúa siendo fiel a más no poder, con todo y la crisis que vienen arrastrando desde hace buen tiempo, estancados en la más grande de las mediocridades.
Pero, ¿en realidad espetábamos una mejoría cuando nos han estado dando atole con el mismo dedo? ¿A quién realmente habrá que culpar en esta ocasión? ¿Acaso sigue siendo el problema los jugadores, directivos o el sistema de competencia tan inoperante y poco productivo?
Las voces de reclamo y enojo surgieron a borbotones segundos después de que el silbante decretó el final de un 0-0 contra Ecuador, el cual dejó caer la guillotina que mató las esperanzas de avanzar a una etapa que “dábamos por hecho” aprobar hasta con los ojos cerrados. Pues ya vieron que no fue así.
La cabeza del entrenador Jaime Lozano encabezó los porcentajes de culpabilidad, cuando sobre el terreno de juego los seleccionados corrían como locos y desesperados, sin rumbo, sin objetivos y sin puntería. Un mísero gol en 270 minutos fue la productividad ofensiva combinada con cuatro puntos que ningún beneficio causó.
El tema del descenso también salió a relucir. Muchos le echan la culpa a la zona de confort que como burbuja hace flotar a los jugadores en el torneo de Liga, sintiéndose protegidos, así como la franquicia misma de no perder la categoría. ¿Para qué meterle el extra si no pasa nada?
Otros creen que por el hecho de no contar con varios elementos que jueguen fuera de México, provoca esta crisis que está viviendo el balompié mexicano, pero no estoy de acuerdo. En los Mundiales y otras competencias internacionales en que se participó hace más de 20 años, la matrícula de aztecas en el extranjero era microscópica y los resultados más favorables.
Esta vez México llevó a la Copa América 19 elementos que participan en la liga molera MX. De hecho, fue el segundo equipo con más presencia de jugadores domésticos, solo atrás de los 20 que registró Bolivia. Pero esos 19 no contribuyeron para nada.
En algunas declaraciones que surgieron entre tantas voces, se dijo que México estaba en desventaja en ese aspecto, porque el resto de las selecciones utilizaban más cartuchos europeos. Con más razón se justifica que el balompié en nuestro país no avanza, no camina, no crece y no trasciende, pero tampoco habrá que aceptar esa es la razón del fracaso. De los jugadores que cruzaron el charco, algunos chupan banca.
Panamá y Uruguay jugaron con puros repatriados; Argentina, Venezuela y Colombia solo convocaron uno. Y podrán decir que por esa razón nos ganaron los venezolanos. ¡Mentira!
El futbol en México necesita renovarse en todos los sentidos. Hablo desde otro sistema de competencia hasta del apoyo e impulso que deben darle al jugador con talento. De lo contrario, continuaremos siendo pequeños y seguir creyéndonos que somos “e Gigante de América”. Como dicen los gringos; ¡SHIT!
