La política, es una especie de recinto al que muchos hombres y mujeres desean entrar, pero del cual, una vez adentro, nadie quieren salir.
Es que, el sabor del poder político resulta altamente adictivo para las personas.
Pocos se sustraen a abandonar esa brega, sabedores de los benefactores que origina la incursión en esa apasionante actividad.
Poder y dinero, el indiscutible binomio que transita de la mano de aquellos que logran escalar buenas posiciones en la vida política suelen ser la gran motivación.
Pocos son los que logran colarse a los altos sitiales del poder, y muchos los que pese a sus grandes batallas libradas, nunca alcanzan escalar a la cima.
Curiosamente, la preparación, inteligencia, visión política y un destacado espíritu de servicio social, suelen no ser aptitudes suficientes para llegar, y luego permanecer en la cima del poder.
Y es ahí donde surgen las frustraciones y las peligrosas perversidades, de quienes no logran sus objetivos y ven que otros lo están alcanzando.
Y es que la mencionada perversidad, hermanada con la maldad, la envidia, la traición y los celos, muchas veces se convierten en generadores de la avaricia y la ambición, dando pie a las consabidas riñas y disputas del poder por el poder.
En Sinaloa estamos siendo testigos de graves disputas, a todas luces de corte político.
Son luchas por espacios de poder entre personajes que antes fueron grandes aliados, y hoy se han convertido en aguerridos y despiadados adversarios.
Miembros de la misma fuerza política que logró conquistar casi todos los espacios del poder político de Sinaloa, incluyendo por supuesto la gubernatura del Estado.
Gobierno del Estado, UAS, SNTE, CLERO, Diputados, y Alcaldes de varios municipios, se han montado en el brioso corcel de las discrepancias políticas.
Una miscelánea de fuerzas a todas luces poderosa y por ende, peligrosa si de encararlos se trata.
Los hechos son innegables, y aunque algunos lo traten de negar, la realidad de las disputas es contundente.
Y es que los retos son abiertos, y las pasiones se desbordan en esa peligrosa medición de fuerza política que nadie quiere aceptar, pero que todos podemos ver.
La prudencia, la mesura, y la sensatez política, se están saliendo de los cauces de los límites que impone la práctica sana democracia en la lucha política.
Los ataques ya no se derivan de la cultura del señalamiento a los enemigos de sus errores políticos, o de exigencias sociales encaminadas a generar mejores acciones de gobierno.
Hoy optan por las calumnias y las perversidades, utilizadas como instrumentos de ataque, no tanto a la actividad política de los adversarios, sino a su dignidad humana, profesional, social y familiar.
Los ataques tratan de ser fulminantes para los blancos fijos seleccionados, por ser considerados objetivos políticos a eliminar.
Es evidente que buscan intimidar con sus ataques mediáticos e inescrupulosos a quienes precisamente observan como el enemigo político a vencer, en lo presente y en lo futuro.
El Diputado Feliciano Castro Meléndrez es catalogado ya por sus detractores como un objetivo político predeterminado.
Por ello está siendo atacado de manera despiadada y feroz desde varios flancos políticos, sin embargo las flechas envenenadas, al parecer ningún daño le han causado al objetivo en mención..
Sin duda, sus detractores deberán estar desesperados, al observar que sus bien orquestados disparos, están rebotando en el blindaje político que al coordinador de la JUCIPO en la 64 legislatura, le ha generado no solo su trayectoria social de vida limpia y transparente, sino también el trabajo político serio, responsable y profesional que en su calidad de representante del poder legislativo de Sinaloa ha venido desempeñando.
Lo dicho, la política genera grandes pasiones, pero a la vez, enormes confrontaciones, las que a nada positivo nos conducen de frente a los retos de desarrollo que en todos los sentidos tenemos frente a si los sinaloenses.
Y es que, inentendible es ver como golpean de manera tan ruin a quien hasta éstos momentos hemos visto realizar grandes esfuerzos por trabajar bien, y en dar atención al reclamo de la misma sociedad.
¿Será por Celos políticos anticipados?…Pudiera ser, pero habría que ver antes el desarrollo de los acontecimientos… Nos veremos enseguidita.