El Comité Olímpico Internacional expulsó a la Asociación Internacional de Boxeo hace cuatro días, como consecuencia de un conflicto ya añejo y que se avivó por las actitudes desafiantes de quienes dirigían el pugilismo amateur en el mundo por oponerse a las directrices de aquel organismo. Dicho en términos boxísticos, le aplicó un nocaut.
Pero esta decisión no afecta en lo absoluto a todos aquellos boxeadores que sueñan con Paris 2024. El COI respetará la participación y la inclusión de ésta disciplina en su fiesta cuatrienal, ya que el problema que es más político que otra cosa, no puede entorpecer el trabajo, desarrollo y preparación con todos aquellos que ya están inmiscuidos en un largo proceso que los lleve a Francia.
El estatus del boxeo olímpico estará en el programa de París, cuando hubo muchos nubarrones que amenazaban con eliminar este deporte de las Olimpiadas a raíz de los problemas y las omisiones que la IBA (por sus siglas en inglés) estuvo realizando como un claro contragolpe contra las decisiones del Comité Olímpico Internacional.
Una votación contundente de 69-1 con 10 abstenciones sentenció esa separación que tal vez no sea muy prolongada. Tarde o temprano fumarán la pipa de la paz debido a que el boxeo ha sido, desde el nacimiento de los Juegos, uno de los deportes más atractivos y con mayor audiencia en las transmisiones televisivas.
Esta decisión tampoco pone en riesgo la inclusión del pugilismo en Los Angeles 2028, y mucho menos porque se estarán disputando en un país que, junto con Cuba, han dominado dicha disciplina de la que han surgido extraordinarios deportistas que se convierten en grandes figuras del profesionalismo.
Algunos fallos, sin embargo, han influido también para que el COI tenga más injerencia en que la competencia se vuelva más transparente y justa. El boxeo olímpico se ha manchado por décadas precisamente por algunos resultados polémicos, como aquel de 1988 en Seúl cuando el norteamericano Roy Jones Jr. –campeón del mundo más tarde en el profesional- perdió la medalla de oro por un veredicto localista que favoreció al local Park Si-Hun.
SINALOENSES. El respetar la continuidad del boxeo olímpico para el 2024 es una decisión que el mazatleco Marco Alonso Verde seguramente ha aplaudido hasta el cansancio y benéfico para nuestro estado.
Verde podría convertirse en el primer pugilista varón nacido en Sinaloa que acuda a las Olimpiadas desde que en 1992 (Barcelona) lo hicieran el mochitense Édgar Ruiz y Manuel Verde, padre de Marco, dos de cuatro boxeadores nacidos en nuestro estado y que han participado en dicha competencia. Pero a la vez sería el primer caso en la historia que primero el padre y después el hijo recorran el mismo camino.
Marco es actualmente una de las más sólidas promesas y esperanzas del boxeo aficionado en México con el potencial para llegar a París. Verde ha vencido muchos obstáculos para formar parte de esa delegación del año próximo, y no solo eso; es un elemento con muchas posibilidades de regresar con medalla, porque en los fogueos e intervenciones internacionales que ha tenido durante su largo proceso ha superado a quienes se consideran los mejores de su división en el planeta.
