Culiacán, Sinaloa, 29 de enero 2024. Ya hemos referido aquí que Oxfam México “es parte de un movimiento global que trabaja en más de 80 países para poner fin a la injusticia de la pobreza y acabar con la desigualdad”.
El más reciente informe de Oxfam (“El monopolio de la desigualdad. Cómo la concentración del poder corporativo lleva a un México más desigual. Documento informativo para México. Semana de la Desigualdad 2024”) reitera lo que aquí y en muchas otras partes se ha dicho.
Oxfam plantea “alternativas de adaptación al cambio climático”, promueve “el trabajo digno y el bienestar de las personas”, impulsa “una política fiscal justa” y atiende “las emergencias humanitarias”. En suma, trabaja en favor de “un futuro igualitario en alianza con organizaciones y comunidades en México y en la región”.
Desde luego, hay distancia grande entre lo que se plantea y lo que en realidad sucede en México y en el mundo, un contexto en el que Oxfam y otros organismos tienen escaso margen, por no decir nulo, para corregir lo que evidentemente está mal.
El informe completo se puede ver en:
(Por cierto, el nombre “Oxfam” se deriva del Oxford Committee for Famine Relief, que fue fundado en Inglaterra en el año de 1942.
CON DATOS PRECISOS
Aquí vale la pena retomar parte del Resumen ejecutivo de Oxfam: “La desigualdad extrema de la riqueza en México no deja de aumentar. La fortuna total de los 14 ultrarricos mexicanos, aquellos con más de mil millones de dólares de riqueza, aumentó hasta casi duplicarse desde el inicio de la pandemia. En particular, Carlos Slim es hoy el hombre más rico de la región”.
Y continúa: “La fortuna conjunta de Carlos Slim y Germán Larrea creció en 70% durante los últimos cuatro años, hasta representar casi seis de cada 100 pesos de la riqueza privada en el país, cifra equivalente a la riqueza de la mitad de la población más pobre de América Latina y el Caribe -unas 334 millones de personas”.
LA FORTUNA DE LOS ULTRARRICOS
Oxfam recalca en su reciente informe que, luego de casi diez años, “el panorama de la extrema concentración de la riqueza resulta aún más desalentador” y “a pesar de los avances en el último lustro para mejorar la distribución del ingreso, poco o nada se ha hecho para mejorar la distribución de la riqueza”.
El hecho es que “más de ocho de cada 100 pesos de la riqueza privada nacional, equivalentes a casi 180 mil millones de dólares, se concentran en apenas 14 ultrarricos y sus familias, que tienen fortunas de más de mil millones de dólares”.
CON EL PODER EN LA MANO
Es el poder que han concentrado en el mercado las grandes empresas lo que les permite “fijar los precios en los principales sectores de la economía nacional, en detrimento de los bolsillos del resto de la población”.
Se han aprovechado “de los choques económicos tras las recientes crisis globales para incrementar sus ganancias, al subir los precios de los productos en los sectores que controlan”.
En estricto, nadie los controla y cuando se habla de control de precios (la única medida que puede limitar en algo sus ganancias desmedidas y que el actual gobierno no se atreve a implementar) ponen el grito en el cielo.
CON ESE “SOCIALISMO”
Es ante la realidad del país (con todo y los avances relativos impulsados por el actual gobierno) que raya en el cinismo el batidillo prianredista cuando pretende ubicar al Estado Mexicano al borde del socialismo (hasta del comunismo) a la luz de lo incontestable: mientras no se cambie el modelo actual, los ricos seguirán haciéndose más ricos y los pobres más pobres.
Que hay paliativos, los hay, en efecto, pero son eso: paliativos. El fondo del sistema permanece intocado y la desigualdad, mientras el capitalismo desbocado, la lógica de la ganancia a ultranza, prevalezcan, la situación nacional seguirá prácticamente en las mismas.
Y que sigan los privilegios, que se agudice la desigualdad, que no se le ponga coto; que regrese la más descarnada corrupción que ha hecho posible las fortunas de los megarricos, es lo que pretende, precisamente, el batidillo prianredista.
EN EL TINTERO
-Más vueltas para los jubilados de la UAS, que se ven obligados a trasladarse, con dificultad, de un polo a otro de la ciudad para recoger sus talones de cheque. Que es culpa de la auditoría estatal, que es de la UAS. Como sea, son los jubilados los que pagan los platos rotos.
-Plurinominales del prianredismo, de eso se trató desde un principio, y lo demás que ruede (empezando por su candidata).
-Desestabilizar, poner en riesgo las elecciones, es la jugada, no saben de otra, y así van.
-Que los grandes ricos se valen de tretas mil para no pagar impuestos, eso se sabe desde siempre. La cuestión es: ¿No hay manera de corregir eso?
-En realidad el caos vial nunca se ha ido de Culiacán. Es un reverendo relajo, por no decir de otra manera. Las autoridades, incapaces y negligentes, pintadas. ([email protected]).