México se ha convertido en el “coco” de Estados Unidos dentro del Clásico Mundial de Beisbol. Esta otra victoria que consiguió el domingo en Phoenix fue más que contundente por el tipo de plantel que presentan ambas escuadras y porque en el papel los gringos son considerados uno de los tres grandes favoritos al título.
La aplastante pizarra de 11-5 pudiera uno pensar que habría sido contra una escuadra donde el beisbol no está arraigado ni tampoco un auge y desarrollo. Pero aniquilar de esa forma y con mucha autoridad a un equipo plagado de estrellas del mejor béisbol del mundo, no tiene comparación alguna. Así de fácil.
Después de la dolorosa e inesperada derrota que se sufrió con Colombia el sábado –un país que ha crecido en esta rama- todos llegamos a pensar que, ante la aplanadora estadounidense, el camino de las posibilidades de avanzar para los aztecas –y uno que otro pocho- se reduciría considerablemente, porque tener enfrente a “monstruos” como Mike Trout, Nolan Arenado, Pete Alonso, etc., no era una tarea fácil.
Pero ya vimos que los nombres, sus galardones ni los sueldos millonarios que muchos de ellos tienen, fueron capaces de imponerse sicológicamente al puñado de valientes guerreros que reclutaron Benjamín Gil como mánager y Rodrigo López como responsable del grupo.
El pitcheo respaldado por más de una docena de imparables silenció a los seguidores del equipo norteamericano, y en cuya ofensiva el culichi Joey Meneses se encargó de ponerle la cereza al tremendo pastel con par de cuadrangulares. Por si muchos “gringos” no sabían todavía quién era ese mexicano, ahora lo recordarán por largo tiempo.
Meneses dictó una clase de bateo a jugadores que ganan hasta cien veces más que él en las Ligas Mayores, como el caso de Trout, por citar un ejemplo. Su actuación no es producto de la casualidad, porque al presentarse con los Nacionales de Washington ya avanzada la temporada anterior, dejó muy claro con su bat que se trata de un pelotero en ascenso.
Joey los mató literalmente y las 11 anotaciones puede meter en predicamentos al conjunto de las barras y la estrellas si no son capaces de terminar con récord positivo de 3-1. Las carreras juegan un papel importante a la hora de sacar la calculadora para definir un empate. Por lo pronto, Estados Unidos tienen números negativos en ese renglón.
El Chase Field de Phoenix fue como jugar en casa para el cuadro mexicano. Allá radican muchos paisanos que se desbocaron por un boleto para respaldar increíblemente al equipo, como lo han hecho también con la selección de futbol. Los seguidores de México organizaron una especie de carnaval luego de terminado el desafío, y no era para menos. El triunfo sobre una selección plagada de estrellas como la de Estados Unidos vuelve loco a todos.
Por lo pronto ese triunfo, además de representar un gran bálsamo, ha conseguido que los ojos de todos quienes siguen este Clásico Mundial tengan que hacer un nuevo juicio sobre sus pronósticos, porque México ya les demostró que tiene para llegar más lejos, y por qué no, hasta una final.
