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El asesinato de Kennedy

Este 22 de noviembre se cumplen 61 años del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, en Dallas, Texas. La duda, la desconfianza y la falta de credibilidad...

Jorge Guillermo Cano
Jorge Guillermo Cano | Jorge Guillermo Cano

Este 22 de noviembre se cumplen 61 años del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, en Dallas, Texas. La duda, la desconfianza y la falta de credibilidad en el informe que, en su momento, presentara la Comisión Warren, especialmente designada para aclarar el crimen, siguen siendo el común denominador del caso.

Los nombres de Lee Harvey Oswald, Jack Ruby y Sam Giancana, este último conocido jefe de la mafia, se mezclan en un entramado donde las sospechas adquieren sustento y referentes.

En varios sentidos, la crisis de la democracia estadounidense inició hace 61 años.

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La verdad (contraria al informe oficial) que sostiene en sus alegatos el fiscal de Nueva Orleans, Jim Garrison, que dedicó su vida (murió en octubre de 1992) a tratar de probar que hubo complot para asesinar a Kennedy, dentro de poco podrá ser evaluada.

Como sea, “asesino solitario” (Oswald) o complot, el hecho es que el 22 de noviembre de 1963, a las 12 del mediodía con 30 minutos, el  trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, fue asesinado frente a la plaza Dealey, de Dallas, Texas.

ALTERARON LA RUTA

Kennedy fue a Dallas, ciudad donde la mayoría no era proclive al mandatario del Partido Demócrata, en una escala de su gira electoral para las presidenciales de 1964.

No era aconsejable que se desplazara en una limusina descapotable, dirían después miembros de su equipo de seguridad, pero nadie hizo algo al respecto.

En 1963, Texas, y particularmente la ciudad de Dallas, eran bastión del Partido Republicano, contrario a Kennedy, y ahí se ubicaban varios grupos radicales de extrema derecha, como la John Birch Society y los Minutemen.

Días antes de la visita presidencial, circularon por la ciudad más de 5 mil carteles, estilo policiaco, con la foto de Kennedy  y la leyenda: “se busca por traidor”.

Según la derecha estadounidense, siempre confundida y dada al escándalo sin sustento, como todas, Kennedy estaba vendiendo el país a los comunistas y a los negros.

AMBIENTE HOSTIL

El día del atentado se publicó un desplegado a toda plana en el periódico derechista Dallas News, criticando duramente al presidente. La tensión llegó a tal punto que el jefe de policía de la ciudad, Jesse Curry, por televisión llamó, la mañana del día 22 de noviembre, al “civismo” de los opositores al presidente.

En el plan original del recorrido de Kennedy por la ciudad de Dallas, no estaba previsto que pasara por la plaza Dealey y, por lo tanto, no habría circulado frente al depósito de libros desde cuyo sexto piso supuestamente le disparó Lee Harvey Oswald.

La ruta fue alterada la noche del día 21, unas horas antes del asesinato.

Quienes podrían haber determinado la modificación de la ruta eran el Servicio Secreto, a cargo precisamente de la protección del presidente, o el alcalde de Dallas, Earle Cabell, que era hermano del ex-vicedirector de la CIA, James Cabell.

Cabell (James) había sido cesado por Kennedy tras el fracaso de la invasión a Cuba por la  Bahía de Cochinos.

DESCUIDOS INEXPLICABLES

El hecho es que tanto el Servicio Secreto, como el FBI y la Policía de Dallas, descuidaron inexplicablemente aspectos cruciales de la protección al presidente.

La propia Comisión Warren admitió que, contrariando lo dispuesto en los manuales, no había agentes apostados a lo largo del recorrido presidencial, y que tampoco se puso vigilancia en edificios desde los cuales se podía disparar a la comitiva presidencial.

Pero, finalmente, la Comisión Warren concluyó que Oswald, un supuesto comunista pro castrista, ex-desertor en la URSS, había sido el único asesino, disparando tres tiros contra el presidente desde el sexto piso del almacén de libros.

La gran cantidad de contrasentidos y la falta de explicaciones razonables en torno al homicidio de Kennedy, siguen dejando grandes dudas y la sospecha sigue presente.

Oswald, aseguran los críticos de la versión oficial, fue un chivo expiatorio y a Kennedy lo mataron grupos de interés de los propios Estados Unidos, con la combinación de mafiosos, jefes de seguridad y militares.

EN EL TINTERO

-Alguien tiene que revisar los procedimientos de la SEDENA para la aplicación de sus exámenes de confianza a policías municipales y agentes de tránsito. A Culiacán lo tuvieron semanas sin policía (aún las operaciones normales no se recuperan) y los agentes son obligados a trasladarse a la Ciudad de México, en camión de línea, sin logística adecuada y sin viáticos.

-Veremos si la intocada SEDENA pone remedio a una situación evidentemente irregular. ([email protected]).

Fuente: Internet

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