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De segunda división

Durante años, la economía de Sinaloa era de media tabla. Si fuéramos un equipo de futbol tendríamos mucha semejanza con el Necaxa de los últimos 15...

Juan Ordorica. | Analista y columnista Línea Directa.

Durante años, la economía de Sinaloa era de media tabla. Si fuéramos un equipo de futbol tendríamos mucha semejanza con el Necaxa de los últimos 15 años. Un equipo de media tabla que no pelea por el campeonato, pero que, ocasionalmente, tenía alguna buena temporada para llevarlo a liguilla y ser competitivo. Lo mismo para Sinaloa. Las últimas dos décadas navegamos a media tabla en cuanto a la generación de empleos, crecimiento económico y otros indicadores económicos. Llegamos a tener años muy buenos, pero generalmente la medianía era nuestro lugar habitual.

En los últimos años eso cambió. Dejamos de ser el Necaxa para ser más parecidos a nuestro propio equipo de futbol: El Mazatlán. Abandonamos la media tabla para adentrarnos en las profundidades de las mismas. Los indicadores económicos se desplomaron en 2024 y no todo tiene que ver con la violencia. Desde la primera mitad del año pasado, nuestra entidad ya mostraba graves señales de deterioro económico. Cerramos el 2023 con uno de los crecimientos del PIB más bajos del país y mantuvimos ese resultado en el primer semestre de 2024 (todo eso antes de desatarse el problema de violencia). Para el cierre del año, Sinaloa se ubicó en el fondo de la tabla en los últimos lugares en cuanto al PIB, empleos, sueldos promedios. Muchos de esos números todavía no muestran los efectos de los 5 meses de violencia, por lo que se espera una caída mucho más abrupta.

En el futbol mexicano el descenso no existe; en materia económica tampoco, pero si las cosas siguen como hasta ahora, Sinaloa estaría en peligro de dejar de ser el Mazatlán para convertirse en Los Dorados. Es decir, un equipo de segunda división. Al igual que Dorados, la caída de Sinaloa se da a partir de la implementación de modelos caducos y la fala de adaptación a los nuevos tiempos. Dorados nunca supo vivir más allá de los apoyos del gobierno y la economía de nuestra entidad no supo vivir más allá de dos o tres actividades/vocaciones. El resultado en ambos casos está a la vista.

El modelo de  Secretaría de Economía del estado está agotado. El último gran cambio institucional se dio durante la gestión de Heriberto Guerra. Mucho del funcionamiento actual de la dependencia todavía se ase en el diseño institucional de hace más de 20 años. El otro caso de agotamiento institucional es Codesin. Las dos instituciones quedaron rebasadas y vetustas. Ya no son funcionales. No importa quien encabece la dependencia porque las herramientas que tienen a su alcance son insuficientes.

Durante este sexenio hemos tenido dos secretarios. El primero de ellos fue Javier Gaxiola. Comenzó bien. Era de las pocas secretarías con una agenda de trabajo propia. Intentó promover el estado con algo de resultados; sin embargo, al final, se topó con un diseño institucional insuficiente. No hay manera de sacar adelante el estado con la visión estancada y recurrente que viene desde el sexenio de Renato Vega.

Por otro lado, el nuevo secretario, Ricardo “El Pity” Velarde, es un joven empresario con mucha experiencia en las relaciones públicas, pero con muy poca experiencia en el diseño de modelos económicos. Hasta el momento se dedica más a la promoción económica que a rediseñar la visión de la entidad para los próximos años. La Secretaria de Economía sigue atorada en las mismas prácticas de décadas sin que nadie se anime a hacer algo diferente. Por otro lado, Codesin que debería de ser la oficina encargada de mostrar una visión de futuro para la economía sinaloense está convertida en una oficina para acomodar burócratas. Desde hace mucho que dejaron de ser referencia.

Sinaloa, más allá de la violencia, tiene problemas estructurales en su modelo económico.  Dejamos de ser el principal productor de semillas del país; no podemos convertirnos en destino turístico de avanzada y el sueño de la agroindustria es poco menos que irrealizable. Es momento de poner talento, imaginación y algo más para salir del sótano.  Podemos seguir inventándonos un cuento, pero la segunda división nos respira en la nuca  y salir de ella es muy difícil. Los equipos que caen en el ascenso saben que no se vuelve a los primeros lugares de manera sencilla.

¿Usted qué opina, amable lector? ¿Le gusta ser líder de segunda división o prefiere la media tabla de la primera?

 

 

 

Fuente: Internet

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Juan Ordorica

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